Muchas veces nos ha pasado que la jornada laboral se haya extendido más horas más de lo que habías planificado. Cuando eso nos pasa, sentimos el peso del reloj sobre tus hombros. ¿Por qué el día no tiene más de 24 horas? Es una pregunta bastante común en una época en que las presiones laborales están todo el tiempo persiguiéndonos. Es ahí cuando entramos al desafío de la productividad. ¿Cómo hacer más cosas en menos tiempo?
Es importante pensar en cuál es el momento del día más productivo para vos. La clave es organizar tu día considerando ese reloj biológico, de tal manera que las actividades que demandan mayor concentración o que son más relevantes las hagas en tus momento de mayor energía y que dejes las actividades más rutinarias en aquellos momentos en que tu energía baja.
Otro punto importante es entender que un día productivo no sucede por casualidad. Requiere siempre de planificación. Si dejamos por escrito qué queremos hacer, cuándo y dónde, es mucho más probable que logremos las metas que nos proponemos. Una manera interesante de hacerlo es escribir tus tres prioridades para el día siguiente, es decir, aquellas cosas que no puedes dejar de hacer. El siguiente paso es completar la lista de todo lo que viene, idealmente hora por hora. Y también es conveniente agregar al final tareas que son mínimas para hacer entre reuniones o en cualquier tiempo de espera.
Otro de los factores que puede ayudar a manejar mejor tú tiempo es tener rutinas relacionadas con dónde y cuándo trabajar según el tipo de tareas. Al hacerlo de manera constante, tu cerebro asociará esas señales físicas y temporales con esas tareas. Lo importante es crear rutinas haciendo el mismo tipo de actividad en el mismo lugar o a la misma hora. Después de hacerlo por un par de semanas se va a generar un flujo que facilita lograr los objetivos en menos tiempo.
Por último, es importante dar lugar a los descansos cuando nos sentimos bloqueados. Un día completamente bloqueado puede darte una falsa sensación de productividad. No te quedará tiempo para resolver imprevistos o para momentos de creatividad o contacto social con miembros de tu equipo. Si tu calendario parece estar siempre lleno, programa deliberadamente un tiempo para no hacer nada. Puedes usar ese tiempo como un momento para las tareas inesperadas que surgen durante el día o para tomar un breve descanso que te puede ayudar a despejar la cabeza y seguir con más energía.
Por Carlos Laboranti, Presidente