Los que rondamos las cinco décadas, nacimos y crecimos con el Día del Niño, que desde hace algunos años pasó a denominarse Día de la Niñez o Día de las Infancias.
Más allá de la denominación, que algunos prefieren mantener la tradicional y otros optan por la nueva, lo importante es destacar la misión de la jornada: celebrar a los más pequeños de la familia con una fecha en su honor.
Más allá que existen quienes creen que esta fecha, al igual que el Día del Padre, de la Madre o del Amigo, tienen fines meramente comerciales.
Yo soy de los que creen que no está mal que una vez al año, cada uno de ellos tenga “su” día, para poder agasajarlo, hacerle un regalo, prepararle su comida favorita o simplemente darle un beso y un abrazo cargado de amor.
Y esta introducción puede parecer fuera de lugar, teniendo en cuenta que tanto el Día del Niño, como el del Amigo y el Padre pasaron hace un tiempo y para el de la Madre aún falta más de un mes, aunque en realidad tiene un explicación. Es que en Lobería, la Fiesta Regional del Niño tuvo lugar el domingo pasado y en particular me gustaría realizar un reconocimiento a toda esa gente que conforma la Asociación Amigos de los Niños y que es capaz de organizar un festejo gigantesco para disfrute y felicidad de miles de pequeños de todo el distrito de Lobería y diversas ciudades de la zona.
Y lo más destacable de esta fiesta anual que también permite la diversión de los adultos, es que se realiza sin perseguir ningún fin recaudatorio, ni político, ni de beneficio personal de ninguno de los integrantes de la institución. El único objetivo, el que se fijaron desde hace más de 15 años y que sigue motorizando la fiesta, es lograr la alegría de los chicos.
Y vaya si lo logran… Todos los niños, según sus edades e intereses, cuentan con diversidad de entretenimientos, hay juegos para todos, los más grandes y los más chicos. Ninguno se queda sin sus bonos para recibir su bolsa de golosinas, su chocolatada y para participar de los sorteos de bicicletas, juegos y juguetes.
Perfectamente organizado, a cada chico loberense le llegan sus bonos a través de sus instituciones educativas, y aquellos que aún no están escolarizados por su edad o quienes llegan desde la zona, reciben su boleto en un stand preparado especialmente.
Mientras los niños corren de acá para allá, pasando de juego en juego, los padres, tíos y abuelos aprovechan para tomar unos ricos mates con tortas. Por eso la Fiesta Regional del Niño, perfectamente podría llamarse de la Familia, porque la disfrutan todos.
Y si bien existe ese grupo desinteresado de gente que la organiza, la comunidad toda es la que realiza sus aportes para que la misma sea una realidad, a través de la donación de leche chocolatada, bicicletas y la compra de rifas, que posibilita recaudar los fondos necesarios para que absolutamente todo lo que se ofrezca en ese día, sea gratis.
Fue un hermoso día, en el que vimos a los niños felices, y a muchos adultos trabajando para generar sus sonrisas.
Carlos Laboranti, director ejecutivo.