«Conocí a Pepe Fioramonti siendo yo muy joven, en verdad un adolescente. Empezaba a militar en la Juventud y Pepe era una referencia para todos quienes abrazábamos la política y la causa radical.
La vida y la militancia me dieron la oportunidad de ir conociéndolo, de conversar con él, de compartir experiencias y consejos, de darme cuenta que Pepe era un inmenso dirigente porque por encima de todo era un enorme tipo.
Ese es el principal legado con el que me gustaría recordarlo. No importa tanto su rica trayectoria política como intendente y legislador provincial, sino su hombría de bien, su vocación de servicio y su inquebrantable identificación con su pueblo, con los loberenses.
Era de ésas personas que jamás imaginaban su vida (ni su muerte) fuera del pueblo que lo vio nacer y crecer. Era un médico pediatra que además hizo política. De ésos médicos que iban a ver a quien lo necesitara a cualquier hora, cualquier día. Muchas anécdotas sobre Pepe han llegado a mis oídos y todas tienen un denominador común: era una persona que amaba su lugar y amaba lo que hacía.
Vocación de servicio, amor, pueblo. Es imposible no recordar para siempre a alguien que transmitió permanentemente ésos valores. Por eso logra trascender su propia vida y por eso nunca será olvidado.
Si en Lobería hablás de “Pepe” se hace referencia inequívoca a un solo Pepe. No necesitás explicarlo. Eso es pertenecer a un lugar. Eso es que tus vecinos te sientan propio. Eso es identidad. Eso fue Pepe Fioramonti, un dirigente político que será recordado para siempre como un gran tipo».
Maximiliano Abad
Presidente del Bloque de Diputados Juntos Por El Cambio Buenos Aires