Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): El rol fundamental que desempeña el diagnóstico médico

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Por la doctora Andrea Abadi, directora del Departamento Infantojuvenil de INECO, el doctor Pablo López, psicólogo y director Académico de Fundación INECO y la licenciada Mariana Vicente, integrante del Departamento de Neuropsicología de INECO.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es un trastorno del neurodesarrollo que afecta el aspecto conductual, social, emocional y el rendimiento académico de niños, jóvenes y adultos, dado que si bien suele comenzar a manifestarse en la infancia, algunas de sus características pueden persistir en la adultez.

El TDAH es un cuadro de origen neurobiológico que se puede presentar en aquellos que tienen la predisposición genética, la cual se expresa por cuestiones vinculadas con el embarazo, parto o período perinatal. Algunos de los signos que pueden presentar los niños que desarrollan el trastorno son: dificultad reiterada para concentrarse, dificultad para jerarquizar los temas relevantes a focalizar, falta de atención en los detalles, dificultad para escuchar, impaciencia, impulsividad, entre otros.

Sin embargo, es necesario aclarar que no todo niño que se dispersa o es inquieto presenta este cuadro. En ese sentido, el diagnóstico médico resulta fundamental para poder despejar dudas y tener una mayor certeza sobre cada caso en particular.

Es importante entender, además, que el TDAH no sólo impacta en el desarrollo escolar de un niño o adolescente, sino también en los diferentes ámbitos de inserción. De este modo, puede afectar su posibilidad de rendir adecuadamente, su capacidad para sostener actividades recreativas o hobbies, y sus vínculos con pares por tiempos prolongados. Frente a estas dificultades, las familias se agotan, los vínculos familiares se resienten y el tiempo y esfuerzo que esto conlleva afecta la calidad de vida del niño o adolescente y de su familia.

Con respecto al TDAH en adultos, son frecuentes las consultas de personas que presentan el trastorno en esa etapa de la vida y que no tuvieron diagnóstico en la infancia. Incluso, esta población suele llegar a la evaluación por las consecuencias que tiene el TDAH en su vida cotidiana o por otros problemas que suelen presentarse de forma simultánea, tales como los trastornos de ansiedad y la depresión.

El TDAH es un síndrome con una alta carga hereditaria. En ese sentido, los estudios indican que la presencia de antecedentes familiares de este trastorno en los padres y madres de los niños diagnosticados con este problema es siete veces mayor en comparación con las personas que no presentan este trastorno. Por este motivo, en muchas ocasiones, los adultos arriban al diagnóstico tras haber consultado por alguno de sus hijos.

Al igual que en niños y adolescentes, los síntomas del trastorno en adultos tienen una intensidad tal que provoca serias consecuencias en la vida de las personas, entre las cuales se encuentran: problemas económicos de gran magnitud debido a las dificultades que tienen en la planificación y en la organización, conflictos interpersonales por continuos olvidos de compromisos, llegadas tardes, respuestas impulsivas, dificultades para mantener empleos, entre otras.

Uno de los problemas que se presenta al momento de realizar el diagnóstico en personas adultas es que la hiperactividad suele decrecer con la edad, pudiendo expresarse como una sensación subjetiva de inquietud. No obstante, ante la presencia de algún tipo de síntoma compatible, poder consultar con un profesional es clave para poder trabajar en ello y controlarlo.

Para lograr diagnosticar adecuadamente el TDAH, es sumamente importante realizar, además de una entrevista clínica con un especialista en psiquiatría, una evaluación neuropsicológica completa, la cual incluya una prueba de las funciones cognitivas, ejecutivas y de la cognición social. De esa manera, se podrá conocer el perfil cognitivo del paciente y establecer objetivos de tratamiento de acuerdo a lo que precise.

Teniendo en cuenta las dificultades que presentan las personas con diagnóstico de TDAH, es necesario que se incluyan pruebas específicas que evalúen también la atención dividida, la memoria de trabajo, el control inhibitorio, la anticipación, la organización, la flexibilidad cognitiva y el multitasking. Asimismo, es relevante incluir una evaluación específica de cognición social en donde se evalúan aspectos tales como la toma de decisiones.

Las pruebas ecológicas también resultan de gran utilidad dado que se asemejan a tareas que la persona realiza en su vida cotidiana, motivo por el cual ayudarán a detectar una actuación que sea similar a la que el paciente suele desarrollar, sintiéndose en un entorno que le resulte familiar y conocido.

Al arribar a un diagnóstico adecuado, se podrá llevar adelante un tratamiento personalizado en función de los resultados alcanzados en el paciente. Generalmente, se suele realizar un entrenamiento ejecutivo, con el fin de incorporar estrategias para disminuir las dificultades observadas en su vida cotidiana.