El pasado viernes, cerca de las 17, Lobería sufrió una de las peores catástrofes naturales de las que se tenga memoria.
Un tremendo tornado, con ráfagas de viento que superaron los 160 kilómetros por hora, atravesaron la ciudad en los dos cuadrantes que van desde Avenida Sarmiento y Campos, hacia la zona del Barrio PyM y salida hacia la Escuela Agraria.
Los daños que se generaron fueron sumamente importantes en cientos de viviendas, aunque por suerte, no hubo que lamentar lesionados, más allá de un importante corte sufrido por un bombero durante las tareas de asistencia brindada a los damnificados.
Vale destacar que hacia el otro sector de la ciudad, los vientos tuvieron una intensidad inferior, por lo que prácticamente no se registraron daños de importancia.
Zona arrasada
Según el relevamiento realizado por el municipio, fueron más de 200 viviendas las que sufrieron inconvenientes de gravedad, como voladuras de techos, en algunos casos totales; roturas de paredes, caídas de paredones y daños en sus estructuras.
También se registraron el derrumbe total de, al menos, dos galpones.
A las mismas, hay que sumarle una gran cantidad de casas con daños no tan severos, como roturas de vidrios y caídas de aleros, galpones o depósitos de chapa.
Por otra parte, el viento derribó cientos de plantas, tanto en el sector de campo como en la propia planta urbana, ocasionando además que algunos autos fueron aplastados.
Los minutos posteriores al tornado, era casi imposible transitar sin encontrarse decenas de postes de luz y teléfonos caídos, cables colgando y árboles cortando calles.
También el temporal “voló” literalmente algunos silos, corrió acoplados y volcó máquinas agrícolas.
La ciudad fue un caos
Inmediatamente después del tornado, cientos de vecinos comenzaron a transitar por los sectores más afectados, en algunos casos para llegar hasta la casa de un familiar damnificado por el fenómeno natural, en otros para ayudar y también para observar lo sucedido.
Lo cierto es que los momentos posteriores al temporal, con numerosas calles cortadas, generó un caos en el tránsito, con embotellamientos en calle Raggio, contra la ex Estación de trenes, con autos circulando a contramano, que en muchos casos entorpecieron la tarea del perosnal municipal, de Bomberos y policial que trataba de brindar asistencia a la gente afectada.
Vale destacar que fueron muchísimos vecinos los que se acercaron con motosierras para cortar árboles caídos y liberar el paso o sacarlos de encima de casas o autos; al igual que con herramientas, para enderezar chapas y tratar de arreglar techos.
Las tareas de asistencia se hacían más dificultosas aún, puesto que rápidamente comenzó a caer la noche y la ciudad quedó completamente sin energía eléctrica.
Respuesta inmediata
El trabajo del municipio junto a las fuerzas de seguridad estuvo a la altura de las circunstancias y al final del día, las viviendas que habían tenido las peores consecuencias, habían tenido al menos un arreglo provisorio para pasar la noche.
En la madrugada del sábado arribaron a nuestra ciudad más de 10 camionetas de Defensa Civíl y Emergencias de la Provincia de Buenos Aires, sumándose al Comité de Emergencia, que había convocado el intendente Fioramonti en el Cuartel de Bomberos, donde se montó la base de operaciones.
Antes de las 6 de la mañana, con los primeros rayos de luz del día, un enorme grupo de gente se reunió en el lugar mencionado y comenzó a evaluar los pasos a seguir.
Para ese entonces, el personal de EDEA había logrado restablecer el servicio eléctrico a una parte de la ciudad.
Así fue que se comenzó a realizar un relevamiento casa por casa para conocer los daños sufridos y conocer con exactitud las necesidades de cada familia.
Además, desde la Provincia de Buenos Aires llegó un camión con 8.000 litros de agua mineral para repartir, puesto que el sector afectado continuaba sin luz y sin agua.
Por otra parte, Cáritas y el Grupo Solidario Lobería recibieron donaciones de colchones, ropa de cama y prendas que repartieron entre quienes lo necesitaban. Se realizó un trabajo conjunto que dio sus resultados.
Ahora llegará el tiempo de la reconstrucción, para lo que el intendente Fioramonti destinó partidas especiales, evaluándose en qué casos necesitan material, en cuáles mano de obra y en cuáles ambas cosas.
Además, se evaluaba la posibilidad de declarar a Lobería como zona de Desastre, lo que permitiría que el municipio reciba fondos para destinar a la reparación de los sectores dañados.