Días atrás el “Ecos Diarios” anunciaba que Félix Alejandro Martínez sería en marzo el próximo párroco de Lourdes. Ahora bien, lo que omitió informar el matutino local es que dicho cura llega a la ciudad con 13 denuncias por abuso de menores en General Madariaga.
La llegada de dicho funcionario eclesiástica se daría en reemplazo de José Luis Serre quien viene desempeñando sus tareas en el establecimiento de la villa balnearia.
A principios de este año, la agencia Telam dio a conocer una investigación sobre lo sucedido en la ciudad balnearia de donde viene Martínez. En 2002 fue denunciado junto al profesor de Educación Física Fernando Melo Pachecho por el abuso sexual de los chicos/as (de entre cuatro y cinco años) que asistían al jardín de Infantes de la Escuela Nuestra Señora del Camino, de Mar del Plata. La denuncia volvió a tomar estado público luego de que Martínez encabezará durante enero de este año una misa por José Luis Cabezas. En ese instante, por televisión, las víctimas pudieron comprobar que seguían en funciones.
Según relata la agencia nacional de noticias, los padres constataron que los abusos comenzaron en 1996 y siguieron hasta 2002, cuando se inició la causa en la que 13 chicos contaron lo que les hacía el sacerdote, quien nunca fue citado a declarar pese a haber estado a cargo del establecimiento educativo.
Tras dicho escándalo, Martínez fue trasladado por la Iglesia a General Madariaga, y ahora se intenta hacer lo mismo pero el destino elegido es Necochea.
En sus testimonios, las víctimas también aludían a que un “hombre de negro” las tocaba y amenazaba para que no hablaran. Se referían al cura Félix Alejandro Martínez.
Claudia°, una de las madres de las víctimas, indicó al portal madariaguense “El mensajero”: “El cura estaba denunciado pero nunca fue citado. Es verdad, por lo tanto, que nunca estuvo imputado, pero porque nunca fue citado. Hizo la pericia psicológica oficial, que le dio que era apto para cometer los hechos por los cuales fue denunciado. ¿No es raro que si te denuncian de algo tan grave no se haya presentado a declarar por voluntad propia? Sin embargo, esperó que se duerma la causa y se diese la prescripción por inacción penal. Las denuncias contra el cura se hicieron en 2003, porque el abogado nos había dicho que convenía esperar. Nosotros ya sabíamos lo que pasaba. En el juicio, Martínez declaró que tenía una relación empleado-empleador con Melo Pacheco. En cambio, Melo Pacheco declaró que Martínez era su guía espiritual, sobre todo a partir de las denuncias. Según Martínez no se conocían, sin embargo desde que se supo lo de las denuncias hubo cien horas de entrecruzamientos de llamadas entre los dos, sobre todo a altas horas de la madrugada. Eso lo sacó a la luz una comisión investigadora que vino de La Plata, a cargo del comisario mayor Costa”.
En ese sentido, la madre aseguró que “la Cámara Gesell fue realizada tres años después. Los chicos sostuvieron lo que habían dicho. Los peritos de la Corte, que fueron quienes lo realizaron, en el juicio declararon que en los 21 casos los chicos tenían indicadores de abuso sexual, y que los chicos nombraban al profesor Fernando (Melo Pacheco) y al padre Alejandro (Martínez), como los autores de los abusos. A ellas dos no se las menciona en el fallo”.
Respecto a las irregularidades amplió: “La primera irregularidad grosa es que en la causa sólo podíamos ser parte los padres denunciantes y obviamente el profesor. A los chicos se los citaba para la pericia psicológica al Tribunal de Menores, no la Cámara Gesell, que fue realizada tres años después. Los tenían horas esperando a nenes de tres, cuatro y cinco años, después los metían a las oficinas donde se hacían las entrevistas y los ametrallaban a preguntas. Resulta que esos peritos habían sido puestos por monseñor Arancedo, a quien el juez de Menores, Ernesto Salas, le permitió ser parte, sin que nosotros supiéramos. Lo representaba un abogado del Obispado, Carlos Martín. Los peritos que pusieron presentaban informes en los que decían que los chicos no habían sido abusados. Se pidió la nulidad de todo lo que se había hecho hasta ahí, y se empeór a hacerlo con peritos del Tribunal de Menores. Esos peritos terminaron siendo los peritos de Melo Pacheco en el juicio. A su vez, entre otras cosas, los pediatras de los chicos no fueron llamados a declarar”. Uno de los ejemplos que dio la entrevistada fue el de “una nena de 4 años, a la que le dio positivo la “chlamydia trachomatis”, que es una enfermedad de contagio sexual. A esa nena se la descubre la pediatra cuando le manda a hacer todos los análisis. A toda la familia de la nena le hicieron los análisis. A todos les dio negativo. Durante el juicio, la ginecóloga que atendió a la nena explicó qué eran los falsos positivos y negativos. En ese momento, Perelló, que era la abogada de Melo Pacheco, le da un análisis de Melo Pacheco y le pregunta dentro de cuáles se encuentra. Entonces la ginecóloga le pregunta: “¿el señor se hizo el análisis antes de que se supiera que la nena tenía clamidia?”. El juez Martinelli le dice: “doctora, guarde ese papel”. Entonces, Perelló se lo manotea a la ginecóloga y lo guarda. Eso demostraba que estaba arreglado el análisis”.
Al igual que la Policía hace con sus efectivos apuntados por corrupción o crímenes, la Iglesia traslada de un lado a otro a aquellos párrocos acusados por abuso de menores sino tomar ninguna medida. Hoy la Ciudad se prepara para recibir a uno de ellos a partir de marzo. La Iglesia Católica y algunos medios locales ya mostraron su decisión de dotar de silencio el pasado siniestro de tal personaje. Queda abierta la pregunta a si los ciudadanos necochenses decidirán transitar el mismo camino de impunidad.
Martìnez en enero durante la misa por Josè Luis Cabezas
Fuentes de la nota:
www.nden.com.ar
http://www.diario-elmensajero.com.ar/index.php?notaid=588ca9b3979c6
http://www.telam.com.ar/notas/201701/177961-cura-felix-alejandro-martinez-misa-homenaje-jose-luis-cabezas-denuncia-abuso-sexual.html#.Wj0cAamOsWo.facebook
° Según relató el medio local, la madre usó un seudónimo por miedo a represalias de la Iglesia y el poder político local. De todas formas sus dichos pueden ser verificables en dicha causa.