Sin trabajo digno no hay equidad

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Hoy, 1º de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo, en honor a los “Mártires de Chicago”, un grupo de personas sindicalizadas que en 1.886, fueron encarceladas y ejecutadas en los Estados Unidos.
Aquellos trabajadores decidieron hacer una huelga como reclamo por sus derechos laborales, reivindicando su derecho a una jornada laboral de 8 horas.
Aquel hecho marcó el inicio de la conquista de los derechos laborales, por lo cual buena parte del mundo, homenajea cada 1º de mayo a esos trabajadores ejecutados.
Más allá del final trágico de aquella huelga que dio origen al Día del Trabajador, con los años la jornada se transformó en un día festivo en nuestro país y gran parte del planeta, como reconocimiento a las personas que trabajan durante todo el año para lograr un mejor futuro para sus familias y la economía del país en el que viven.
Para cualquier país, cualquiera que sea su nivel de desarrollo, la base para impulsar la prosperidad, la inclusión y la cohesión social de manera sostenible y creciente, es contar con una oferta suficiente de empleos.
La creación de empleos debería ser una de las principales prioridades en materia de desarrollo, aunque es verdad, el actual no parece ser el contexto mundial más favorable en ese sentido. En el caso de nuestro país, a una economía que ya llegaba golpeada, se sumó en el último año la pandemia que ha dado a muchas empresas, un golpe de knockout.
Más allá de que es absolutamente lógico y comprensible que la prioridad para cualquier gobernante sea la salud de la población, no debe perderse de vista el objetivo y la aspiración que tiene cada ciudadano, de contar con empleos y medios de vida bien remunerados, basados en la dignidad y el respeto.
Los empleos vinculan a las personas con la sociedad y la economía en las que viven. El acceso a un trabajo seguro, productivo y remunerado de manera justa, ya sea un asalariado o un cuentapropista, es un factor fundamental para la autoestima de las personas y las familias, que les afirma su sentimiento de pertenencia a una comunidad, y les permite hacer una contribución productiva. El cambio hacia un desarrollo incluyente y sostenible no será posible si se niega a millones de personas la oportunidad de ganarse la vida en condiciones dignas y equitativas.
No tengo dudas de que los esfuerzos para allanar el camino hacia un desarrollo equitativo y sostenible, deben apoyarse en el empleo.
Es por eso que el 1º de mayo es considerado un día de fiesta para cada persona que tiene la alegría de contar con un trabajo que le permita darle bienestar a su familia, tan cierto como que esa jornada puede estar cargada de angustia para aquellos que están desocupados y que en la actual situación ven lejana la posibilidad de conseguir un empleo.
Más allá de esto, siempre debe primar la esperanza de que llegarán tiempos mejores, con la certeza que la pandemia se irá superando poco a poco y tras ella, irán apareciendo nuevas posibilidades para todos.
Desde este lugar deseo a todos los trabajadores que pasen hoy un hermoso día y es mi ferviente deseo, que día a día vayan apareciendo nuevas oportunidades laborales para aquellos que desde hace tiempo esperan su posibilidad.
Carlos Laboranti – Director Ejecutivo