Semana Santa, mucho más que un fin de semana largo

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Probablemente este domingo, a muchos los encuentre terminando de disfrutar de unos días de descanso o regresando de alguna “escapada” realizada aprovechando el fin de semana largo.
Y sin dudas que está muy bien aprovechar de esa manera los días feriados de Semana Santa, pero también creo oportuno utilizar esta festividad religiosa, donde sea que estemos, como un momento de reflexión.
Podemos disfrutar de nuestras familias y seres queridos, pero al mismo tiempo realizar una introspección profunda.
En épocas donde se advierte una creciente violencia, donde todo es motivo de discordia y desencuentro, donde abunda el desconcierto, la incredulidad y la desigualdad, se nos presenta la posibilidad de promover cambios positivos y orientados a la amistad social.
El esfuerzo por humanizar nuestras relaciones debe ganarle al desencanto y la desesperanza.
Esa introspección tal vez nos haga entender que nosotros podemos ser una parte importante del cambio que deseamos en la sociedad y que hoy nos parece utópico.
A veces, simples actitudes ayudan a construir un mundo mejor.
Proponernos ser cada día ser una buena persona, aprender a perdonar, a comprender al otro, a entender que nadie es perfecto y que todos podemos cometer un error, los demás y nosotros mismos, seguramente nos llevará a mejorar nuestra sociedad.
En definitiva, modificar comportamientos y actitudes en pos de una comunidad que vaya caminando sin pausa hacia la inclusión, sabiéndonos todos parte de un mismo destino. Pensar al otro es una forma concreta de hacer pertinente la convivencia.
Concentremos las energías en hacer el bien, en propiciar los encuentros, en escuchar y respetar la diversidad de opiniones y miradas, expresando siempre nuestros pensamientos pero sin dejar de escuchar el de los demás. Posiblemente así, estemos aportando para construir un mundo mejor.
Es por eso que digo que, sin desconocer que la Semana Santa se trata de una conmemoración religiosa, es un momento propicio para promover la paz y el amor para el conjunto de la sociedad, independientemente de la tradición espiritual a la que cada uno adhiera, e igualmente para los que no se vinculen a ninguna.
Carlos Laboranti, Director Ejecutivo.