Relájate, sonríe y cuida de tu salud

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Mucha gente dice que no tiene tiempo para las vacaciones, ni para la familia, ni para la convivencia social y mucho menos para la diversión. En todo caso, consigue entrar en un bar a tomarse una copa para relajarse. Esta práctica se fundamenta en un desarrollo equívoco de sus vidas.

Estamos de acuerdo en que todos tenemos muchas actividades y compromisos. Y que son importantes en la vida de cada uno. Estoy de acuerdo también, en que necesitamos cumplir objetivos, realizar proyectos y sueños. Estoy de acuerdo en que buscamos la mejor manera de alcanzarlo. Sólo tengo mis dudas acerca de si hemos tomado el mejor camino para lograrlo.

Si una persona se lanza a ciegas para llevar a cabo las actividades del día a día, sin tiempo para nada más, entra en un desequilibrio orgánico y el resultado es el estrés. Sólo se quiere ahorrar tiempo, aprovechar cada momento para llevar a cabo cada vez más cosas, para seguir adelante en esa carrera infernal.

El resultado del estrés es que tendrás que trabajar más para producir menos, hasta que la enfermedad te obligue a no producir nada. Por tanto, el camino del exceso de trabajo fallido, para tener un mayor rendimiento en la vida, dará como resultado el efecto contrario.

Si organizas tu trabajo, equilibras las energías, alternas la tensión con la relajación, en última instancia, producirás mucho más, manteniendo la salud, que es esencial.

Enriquecerse a costa de la salud es un pésimo negocio. Ganas, pero no lo disfrutas. Ahuyenta al estrés de una manera decidida, mantén la mente positiva, el corazón lleno de entusiasmo, la vida optimista y las energías en ascenso.

Cultiva la calma. No tomes decisiones apresuradas. Cuenta hasta diez antes de intentar ajustar las cuentas. Acepta el error como un proceso normal de la vida. Sabes que si delegas el trabajo en otra persona puede que lo haga diferente que tú, pero no sirve de nada pensar que, por eso, todo debe caer sobre tu espalda. Debes delegar, de todos modos.

La vida vale más que todas las riquezas del mundo. Hay un proverbio que dice que “los anillos se van y se quedan los dedos”. No quieras perder los dedos porque no deseas perder los anillos.

En primer lugar, la vida. Con salud. Y salud física, mental, emocional y espiritual. Mantén la calma. Vive tranquilo. Estar tranquilo no significa estar ausente. Una cosa cada vez y cada cosa en su lugar. Por la noche, relájate, ríete mucho, quítate la máscara de la cara, trasmítele alegría a tu esposa, a tu marido, a tu compañero, a tu compañera, juega con tus hijos y duerme en paz. Ésa es la mejor terapia. Tu vida es preciosa. Tu salud vale más que el Banco Central. Por último, tres ideas para tu bienestar: Relájate, sonríe y cuida de tu salud.

 

Carlos Laboranti. Director Ejecutivo