La historia siempre nos enseña y si no aprendemos de ella, estamos condenados a repetirla. Un claro ejemplo de ellos es la sanción de reforma previsional que se dio en las últimas semanas en el Congreso Nacional. Una reforma que llevó adelante el gobierno nacional en plenas épocas festivas y atravesadas por protesta en varios puntos del país, como fueron los cacerolazos y las marchas, en algunos casos con violencia, en las afueras del Congreso.
Precisamente estos hechos violentos, que deben ser claramente condenados y repudiados y que fueron producidos por un reducido grupo que claramente no representaba a los cientos de miles que se manifestaban pacíficamente, se “robaron” todos los titulares de los grandes medios, dejando en segundo plano lo más importante, que son los cambios que habrá en las hubilaciones.
-Nueva fórmula de movilidad.
Se modifica la fórmula de movilidad que alcanza a más de 17 millones de personas, entre jubilados, pensionados, pensiones no contributivas, beneficiarios de asignaciones familiares y la universal por hijo (UH). En lugar del ajuste semestral, en base 50 por ciento a la evolución de los salarios y 50 por ciento de la recaudación, que se utiliza actualmente; se utilizará otro conformado 70 por ciento por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC y 30 por ciento restante por la variación del RIPTE, un indicador del Ministerio de Trabajo que mide la evolución del salario de los estatales. Además, en lugar del aumento semestral, se aplicará una actualización por trimestre.
Mediante esta medida, para 2018 se calcula un “ahorro” para el Estado de casi 100.000 millones, que dejarán de percibir los jubilados.
-Un aumento menor en marzo.
Con la fórmula actual, por ejemplo, a un salario de 10.000 pesos le correspondería un aumento aproximadamente de 1.200 pesos en marzo de 2018. En cambio, con el proyecto oficial, el aumento sería de sólo 570 pesos.
-El 82 por ciento móvil.
La garantía del 82 por ciento móvil se aplicará a quienes al momento de la jubilación hayan reunido 30 años de aportes efectivos. Quedan excluidos los que se jubilaron por moratoria y a quienes no les correspondió el beneficio de la PBU (Prestación Básica Universal). Quedan fuera de esta garantía las jubilaciones por invalidez de trabajadores que estaban activos y las pensiones por fallecimiento de los trabajadores que estaban en actividad que no se calculan en base a la PBU. También los que se jubilaron con más de 65 años, compensando años de aportes.
-Jubilación voluntaria.
Los trabajadores en relación de dependencia del sector privado podrán optar por jubilarse a los 70 años, y recién entonces los empleadores podrán intimarlos a que inicien el trámite del retiro jubilatorio. Los estatales quedan excluidos. Las mujeres hoy tienen la opción de jubilarse a partir de los 60, con 30 años de aportes. Con la reforma, podrán jubilarse entre los 60 y 70. Y los varones, la opción rige entre los 65 y los 70 años.
En definitiva, la iniciativa impulsada por el gobierno, que fue aprobada tras un arduo período de negociaciones con líderes peronistas y mandatarios provinciales, generará un menor ingreso en el futuro de nuestros jubilados, quienes una vez más se ven perjudicados por nuestros gobernantes.
Sería bueno que, de una vez por todas, cuando un gobierno crea necesario un ajuste, que el mismo sea tocando los intereses de quienes más tienen y no de los más desprotegidos.
Carlos Laboranti. Director Ejecutivo