Por Francisco García – Abogado.
En las últimas semanas los medios nacionales nos han bombardeado de información acerca de estas temáticas a raíz de casos en los cuales se encuentran famosos involucrados, y ello ha hecho que se confundan temas, se den distintas informaciones y que a veces se genere una gran confusión. Pero además entiendo que toda esta temática nos pone ante un punto central que es, cuanto sabemos realmente sobre nuestros derechos, o realmente cuanto es lo que se ha avanzado en relación a la enseñanza de la ESI (Educación Sexual Integral) en las escuelas a partir de su incorporación en la currícula escolar en forma obligatoria, ya que estos temas sin dudas forman parte de la misma.
Que el tema tome estado público siempre es una buena oportunidad para debatir estos asuntos y para despertar interés para informar y educar, en especial a los principales afectados: los niños, niñas y adolescentes a quienes debemos proteger. La realidad nos marca que salvo casos puntuales, todo forma parte de un show mediático en donde se manejan altos niveles de desinformación, o se lanzan frases en forma irresponsable, encontrando en distintos medios adultos que opinan aunque desconocen qué corresponde y qué no conforme a la ley, periodistas que se manejan al ritmo de Twitter, sin consultar, sin profundizar, sin verificar que dice la ley, o frases de una horrorosidad inusitada, en donde expresan frases realmente irreproducibles.
Ante este cuadro de situación no es difícil de imaginar que quienes resultan ser víctimas poco pueden saber, o conocer, y ello implica que se encuentren mucho más expuestos aún. En este sentido, y con respecto a la ESI, cito un informe de 2020 del Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, el cuál reveló que casi el 80 por ciento de las niñas, niños y adolescentes que denunciaron abusos lo hicieron luego de recibir clases de ESI. Sin embargo, un relevamiento que publicó en junio de 2021 la asociación civil FUSA AC, realizado a 397 jóvenes y adolescentes de entre 16 y 24 años en Jujuy, Salta, Córdoba, Buenos Aires y Río Negro, indicó que más del 21 por ciento no recibió ESI y que el 54 por ciento lo hizo solo en forma parcial. El 60 por ciento dijo que si bien tiene conocimientos, no los aprendió en la escuela. Y aunque más de la mitad de los encuestados pudo identificar situaciones de violencia, el 82 por ciento dijo no conocer a ningún referente escolar con quien contar en esos casos, estos datos nos ponen ante una situación mucho más preocupante.
Es por eso que a los efectos de ser prácticos, claros, concisos e informar, vamos a detallar algunas cuestiones es que nos parecen centrales para tener en cuenta:
A) El Código Civil y Comercial dispone que las personas alcanzan la mayoría de edad cuando cumplen 18 años y que se denomina adolescentes a quienes cumplen 13. Una persona de 16 años puede hacer un montón de cosas, incluyendo votar, pero no es un adulto. Es un adolescente. Y si tiene menos de 13 es un niño o niña.
B) Hasta los 13 Años siempre estamos en presencia de un delito. La ley considera que niños, niñas y adolescentes no pueden consentir una relación sexual. Para el art. 119 del Código Penal, todo acto sexual con un menor de 13 años siempre es considerado abuso. Las relaciones sexuales consentidas entre adolescentes (13 a 18 años) no constituyen delito
C) De los 14 a 16 años, estamos en presencia de un delito de estupro. Aquí el Código Penal contempla esta figura cuando el acto sexual se realiza aprovechándose de la “inmadurez” de la víctima, “en razón de la mayoría de edad del autor”, o por su “preeminencia respecto de la víctima”.
D) Hay abuso sexual sin importar la edad de la víctima ni del autor en los casos de violencia, amenaza, coacción, abuso de una relación de dependencia, de autoridad o de poder, o un aprovechamiento de la falta de consentimiento de la víctima (por ejemplo, porque está alcoholizada). El consentimiento debe ser libre, específico para el momento del hecho (no puede deducirse de comportamientos anteriores) y siempre es reversible (puedo decir que sí y arrepentirme luego durante el acto sexual).
E) Entre los 16 y los 17 es discutible. Si una de las partes es mayor de edad y la otra mayor de 16, pero menor de 18, hay que ver si hay paridad razonable. “No es lo mismo una persona de 17 y otra de 19, que una de 17 y otra de 30” por ejemplo. Hay que analizar el estado emocional, desarrollo y autonomía del menor.
F) Sin consentimiento siempre es delito. Todo acto sexual sin consentimiento es abuso. No todas las formas de este delito implican uso de la fuerza. El consentimiento puede vulnerarse por distintas formas, presiones, asimetrías, abuso de poder, engaños etc.
G) La prescripción de la acción penal es una causa de extinción de la pretensión represiva estatal que opera por el mero transcurso del tiempo tras la comisión del delito, según los plazos que fija la ley, impidiendo el inicio o prosecución de la persecución penal. Hasta el año 2011, la víctima tenía doce años para denunciar un abuso. A partir del año 2015, la prescripción corre desde el momento de la denuncia. Esto último no se aplica para quienes fueron víctimas antes del 2015.
H) Donde pedir ayuda. Esto se puede hacer ante la línea 137 del Ministerio de Justicia de la Nación, o podes denunciar en Comisarías, Fiscalías, pedir ayuda y Orientación en tu Escuela, e incluso en los Establecimientos de Salud. Conocer los derechos y difundirlos es una forma de prevenir
Sin dudas estos son temas complejos, pero en los cuales tenemos que entender que la información, y la formación es clave, la mejor forma de defender los derechos es conociéndolos, generando anticuerpos en los menores, y dotándolos de herramientas que les permitan estar alerta ante estas situaciones. La enseñanza y el compromiso en serio con la ESI son clave, porque la realidad nos pasó por encima, y no podemos seguir debatiendo casi en forma arcaica si estas cosas se deben enseñar o no, cuando la realidad nos demuestra la gravedad de estas situaciones, los niños, niñas y adolescentes están expuestos a estas situaciones, queramos verlo o no, y depende de los adultos y las instituciones no mirar para el costado, o esconder la tierra debajo de la alfombra, haciendo como si nada pasara.
Que los niños, niñas y adolescentes conozcan sus derechos, que sepan cómo ejercerlos, que estén alertas y con conocimiento es una forma de prevenir que estos delitos pasen, y ayudarlos a que no se repitan, depende de los adultos y las instituciones fortalecerlos, y transformar en acciones concretas muchas de esas cosas que se predican pero que quedan solo en palabras.