El impacto de las PASO por la victoria del Frente de Todos y la caída en el precio internacional del maíz tras el último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos –USDA-, con un baja de U$S 150 a U$S135 por tonelada, provocó que los productores tengan que «recalcular» el manejo nutricional del cereal.
También, la semana pasada se presentó un informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el cual muestra un recorte en el aumento del área esperado de un 6,7%, previo a las PASO, a solo un 3,3% respecto al ciclo maicero anterior.
«Puede haber un recálculo en la utilización de fertilizantes por lo que habría un freno en el consumo. Pero más allá de este contexto, es muy atractivo el margen para la fertilización. En maíz responde y el productor ya se apropió de la tecnología», sostuvo Jorge Bassi, presidente de Fertilizar Asociación Civil, durante la jornada organizada ayer.
Uno de los principales factores que se tiene en cuenta a la hora de fertilizar o no es cuántos kilos de maíz se necesitan para pagar un kilo de fertilizante -relación insumo/producto-. Con respecto a esto, Bassi apuntó que: «Hay que prestarle atención a la relación insumo-producto, pero no es lo primordial. Existe un repago muy importante por la aplicación de fertilizante más allá que desmejoró esta relación en las últimas dos semanas tras el efecto de las Paso».
Para explicar esto, hizo una comparación con los principales fertilizantes que se utilizan en maíz. Para comprar un kilo de urea –tipo de fertilizante-, se necesitan 3,82 kilos de maíz mientras que el año pasado se necesitaban 3,57 kilos. Sin embargo, es menor que lo que se precisó en promedio entre 2013/2017, que había sido de 3,87 kilos.
En cuanto al fertilizante de fosfato monoamónico, este año se necesitan 4,66 kilos de maíz para comprar un kilo, mientras que en 2019 se requerían 4,58 kilos. La media del 2013/2017 había sido de 5,16 kilos.
También, se hizo hincapié en el zinc, un nutriente que repercute directamente en el rinde del maíz. Los datos del mapa nutricional realizado por Fertilizar Asociación Civil, la Unidad Integrada Balcarce –UIB- y Facultad de Ciencias Agrarias, alertaron que el 66% de los suelos que se midieron están por debajo del umbral.
«Es un nutriente nuevo pero no hay que perder la lógica que estamos desgastando los suelos y es normal que aparezcan nuevas deficiencias. Con este problema se pierde rinde y se hace más ineficiente el uso de todo el paquete nutricional», apuntó Bassi.
En este sentido, el experto aseguró que por la deficiencia de este micronutriente se pierden entre 500 a 900 kilos de rinde de maíz.
Por su parte, Bassi recalcó que en general la superficie fertilizada de maíz supera el 80% del total de hectáreas sembradas. Sin embargo, difiere la aplicación de esta tecnología según las diferentes estrategias de manejo del cultivo.
Además, precisó que se fertiliza en el 100% del área destinada a siembra de primera pero varía la dosis según la zona y ahora también se ha progresado en la fertilización del maíz tardío, pasando del 65% del área a casi la totalidad.
Finalmente, el titular de Fertilizar advirtió que en el maíz destinado para silo es diferente. «La estrategia tiene que ser como maíz para grano. Es muy baja la dosis de fertilizantes que se usa sobre todo teniendo en cuenta que se cosecha toda la planta y no deja materia orgánica», argumentó.