Los anuncios del ministro de Economía, Martín Guzmán, eran esperados con expectativas por el sector agropecuario y, aunque dejaron “gusto a poco”, pueden tomarse como una apertura al diálogo con el sector.
Está claro que la devolución de los derechos de exportación y principalmente la reducción de las retenciones a la soja, fue uno de los principales anuncios del titular del palacio de Hacienda, con lo que se busca estimular las exportaciones, lo que a su vez permitiría al gobierno incrementar el ingreso de divisas norteamericanas. Es que claro está, en Argentina faltan dólares y el gobierno busca la manera de paliar esa “sequía”.
La información concreta es que la soja tendrá una baja transitoria del 33 al 30 por ciento en el mes de octubre, y progresivamente se irá incrementando, llegando a 31,5 por ciento en noviembre, 32 por ciento en diciembre y, nuevamente, 33 por ciento en enero.
Por su parte, Guzmán también dio a conocer que el resto de los productos del complejo sojero y con mayor valor agregado tendrán bajas más importantes de los derechos, cercanos al 27 por ciento en octubre para algunos aceites y converge hasta el 30 por ciento en enero, y el biodiesel se reduce hasta el 26 por ciento para converger al 29,5 el primer mes del año que viene. Además, con respecto al sector agroindustrial, también las medidas van en la dirección de compensar y estimular a los pequeños y medianos productores de soja, con actividad de todo el territorio nacional, con una inversión pública de 11.500 millones de pesos y asignación de una devolución progresiva, según las zonas más alejadas de los puertos.
Cualquiera podría decir a primera vista que las medidas son beneficiosas para el sector agropecuario, pero entonces, ¿por qué los productores no mostraron entusiasmo ni satisfacción?.
En principio, se debe decir que son disposiciones tomadas pensando en el corto plazo y no aportan una solución de fondo, además de generar un estímulo “pequeño” para la producción.
No son pocos los que opinan que aunque con esta medida el gobierno busca que el sector acelere sus ventas, puede generar una baja en el precio pagado al productor debido a las distorsiones que generaría la temporalidad de la disposición.
El desacuerdo con la medida, también se explica en que los beneficiados con la misma serían los exportadores que liquidarán lo que ya tienen en sus manos, haciéndolo con un 30 por ciento de derechos de exportación, mientras que lo compraron descontando de un derecho del 33 por ciento. En definitiva, se producirá una traslación de recursos desde el sector productivo al industrial, puesto que los pequeños y medianos productores se desprendieron de su cosecha pagando un 33 por ciento de retenciones.
Toda esta situación se da en un contexto en que los productores enfrentan diferentes problemáticas como una alta brecha cambiaria, la falta de financiamiento, la elevada presión impositiva, sequía, etc.
Evidentemente, los anuncios no conformaron al sector, pero al menos fue un gesto que además fue acompañado por una convocatoria al Consejo Agroindustrial Argentino para el próximo 14 de octubre. Es de esperar que a partir de ese encuentro, surjan medidas que puedan generar beneficios no sólo para la economía del país, sino también para los productores.
Carlos Laboranti- Director Ejecutivo
