No es algo nuevo, de hecho es algo que han utilizado los diferentes gobiernos a lo largo de la historia.
¿A qué me refiero? A tomar decisiones anti populares o que perjudiquen a la mayor parte del pueblo, cuando la gente se encuentra más relajada o despreocupada de la realidad, como puede ser durante el desarrollo de un Mundial o, como es este caso, durante las vacaciones.
Resulta que por estos días, mientras la gente se da un chapuzón en el mar o los que pudieron, disfrutan de un viaje, se registraron nuevos tarifazos.
A decir verdad, ya hemos perdido la cuenta de cuántos incrementos se han dado en los servicios esenciales, como lo son la energía eléctrica y el gas.
Y estos aumentos se repiten en los combustibles (fueron no menos de cuatro desde el día de las elecciones a la actualidad), en los peajes, en el transporte, en las obras sociales y, por supuesto, en indumentaria y comestibles.
Días atrás, las fotos de las facturas de gas inundaron las redes sociales, con valores altos en los meses de menor consumo, lo que hace suponer que desde mayo en adelante, pueden llegar boletas para determinados sectores, directamente impagables.
“Lo más fácil que tenemos para resolver, es la inflación” repitió hasta el hartazgo Mauricio Macri en la campaña que lo llevó a la presidencia. No hace falta ninguna medición del INDEC para saber que en ese objetivo ha fracasado estrepitosamente, puesto que los productos de primera necesidad siguen subiendo y a esto se han sumado los tarifazos de los que hablábamos en el comienzo de este comentario, con porcentajes que superan ampliamente a los pequeños aumentos que han sufrido los sueldos.
“El aumento equivale a dos pizzas”, “el incremento de nafta, es un atado de cigarrillos por tanque”, son algunas de las apreciaciones que realizaron desde encumbrados ministros, hasta simples militantes del oficialismo, sin reparar en que muchos de los que más sufren estos tarifazos, ni fuman ni tienen la posibilidad de salir a “comer afuera”.
“Durante los 12 años de kirchnerismo, la inflación también fue altísima”, “los K se robaron todo”, son otras afirmaciones que no faltan a la hora de justificar las decisiones del actual gobierno. Seguramente nadie podrá decirle a este medio que no criticó la inflación y la corrupción durante el gobierno de Cristina, puesto que lo expresamos cuando debía realizarse. Pues bueno, hoy quien gobierna es Cambiemos, y es dicho partido quien debe encontrar las soluciones, pues el pueblo le dio el apoyo precisamente para ello.
Si el país hubiera sido un “oasis” en 2015, difícilmente la ciudadanía hubiese optado por un cambio. Macri se presentó como la solución a esos problemas, por lo que uno espera que a corto plazos comiencen a verse los resultados.
No perdemos la esperanza de que la situación de nuestro país mejore cuanto antes, pero sin ser entendidos en macro economía ni mucho menos, uno parece entender que los aumentos constantes no parecen el camino más adecuado para permitir el bienestar y el desarrollo de las clases más necesitadas.
Carlos Laboranti. Director Ejecutivo