Durante la última semana se registró un hecho que mantuvo en alerta durante varias horas a la localidad de Juan N. Fernández: Una vecina fue al garage de la vivienda, como cualquier otro día, a buscar unas papas para cocinar y se encontró con un puma adulto.
La situación generó un enorme operativo para evitar que el animal pudiera atacar a alguna persona y a su vez para resguardar al puma.
El hecho hubiera sido totalmente inédito varios años atrás, pero la cuestión es que de un tiempo a esta parte, la aparición de este tipo de animales silvestres en sectores urbanos o en zonas rurales habitadas, se ha convertido en moneda corriente.
Al caso mencionado podemos sumarle la aparición de un puma en pleno centro necochense apenas un par de meses atrás, lo mismo en Lobería el año pasado, lo que se ha repetido en diversas ciudades de la región, sin contar las denuncias recibidas de gente que ha dicho ver un felino de este tipo, aunque luego su presencia no haya podido ser comprobada.
Lo cierto es que el incremento de apariciones de pumas en territorios periurbanos, se puede ver de manera positiva en términos de conservación de la fauna, pero también causa alerta y temor, pues supone un riesgo para la integridad física de la población y genera importantes perjuicios a productores ganaderos que ven como estos depredadores suelen matar ovejas, corderos, terneros y hasta vacas.
Esta problemática que ha ido en crecimiento debe ser analizada desde distintas aristas y abordada con responsabilidad. En principio, absolutamente todos los especialistas coinciden en que estos felinos no suponen un peligro grave para el ser humano, ya que en general tienden a alejarse cuando ven a una persona y sus ataques hacia ellas son sumamente infrecuentes, aunque esto no implique ante su aparición que se tomen todas las medidas precautorias.
Los especialistas vinculan el fenómeno del acercamiento de pumas a zonas habitadas a las modificaciones sufridas en el medioambiente. El avance de la agricultura y los desmontes que ha habido, les ha sacado territorio donde solían cazar, por lo que la búsqueda de comida los lleva a acercarse a zonas urbanas. Donde ellos tenían presas naturales para alimentarse, hoy hay campos sembrados y otros en los que pueden haber terneros, ovejas o gallinas. Es por ello que estos animales se han transformado en “enemigos” de los productores ganaderos. Y este es tal vez el problema mayor al que hay que encontrarle una solución.
Si bien es perfectamente entendible que los dueños de los campos consideran casi una “plaga” al puma, es necesario entender que ellos no tienen la culpa de la reducción drástica de su hábitat y es lógico que acudan a su instinto de supervivencia.
Los especialistas coinciden en que la solución no es matar a los pumas, puesto que hay múltiples opciones para alejarlos de los cascos de los campos.
Es necesario llevar adelante una tarea de concientización profunda para poder comenzar a abordar la problemática de los pumas por parte de todos los actores afectados. Se debe buscar un equilibrio, tratar de escuchar a todos para encontrar una solución, obviamente al pequeño productor que pierde gran parte de su ganado, pero también a los especialistas que aportan soluciones que evitan la exterminación del animal.
Si bien es verdad que la implementación de algunas de las herramientas existentes para alejar al puma y evitar ataques a ganado, llevan un costo, las mismas suelen tener muy buenos resultados. Utilizar burros (animal de carácter fuerte e intolerante a los depredadores, que sirve además para reunir a la majada), luces intermitentes de distinta coloración, media sombras y más alambrados, son medidas que se han utilizado con éxito.
Pero también debe tenerse en cuenta un trabajo más de fondo y es concientizar en lo referente a no realizar tanto desmonte, en dejar corredores biogeográficos para que el puma pueda trasladarse de una parte de bosque a otra.
Otro de los temas sobre los que hay que trabajar y concientizar, es la de evitar la mascotización de los grandes felinos. La tenencia de los felinos en las casas es cada vez más común y genera un perjuicio enorme. Muchas veces la gente encuentra cachorros de puma y les da lástima dejarlos solos. Los toman, los domestican y después vienen los problemas, transformándose ahí sí en un peligro para la gente. Lo correcto en caso de encontrar a un pequeño felino, según indican los especialistas, es dejar que la naturaleza actúe.
Por lo pronto estos hechos están dejando de ser aislados para transformarse en frecuentes, por lo que es necesario comenzar a actuar.
Carlos Laboranti, director ejecutivo