Lobería, pandemia, Universidad y después

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Por Roli Aloisi.

A poco de finalizar el octavo mes de este año 2020, no caben dudas que la humanidad se ha visto enfrentada a una situación inesperada como es la de la pandemia como consecuencia de la aparción de un virus, que ha puesto de rodillas a los sistemas sanitarios más sofisticados del planeta y también a las economías de todos los países del mundo.
Cuarentena si, cuarentena no, a esta altura entiendo que son discusiones muy livianas, pues creo que el problema es la pandemia y no las medidas que han tomado los estados para enfrentar esa desgracia que envuelve a la raza humana.
Obviamente no escribiré de cuestiones sanitarias, ni estadísticas, pues esos son temas demasiados importantes como para abordarlas como si se tratara de una charla en una mesa de café. Opinar es muy sencillo. Por qué se hizo así, por qué no se hizo de tal manera, con humildad prefiero escuchar y leer a quienes han estudiado.

Y desde mi punto de vista ahí radica la cuestión, generalmente quienes más han estudiado son quienes más dudas tienen y quienes repiten lo que escuchan, ven o leen, sentencian los tópicos de la realidad con la autoridad de un Premio Nobel.
Pero en este sábado 22 de agosto, me surgieron algunas preguntas que desde hace días venían dando vueltas en mi cabeza.
¿Cómo será Lobería después de la pandemia? ¿se nos abrirá un futuro diferente al conocido? ¿la dirigencia política local será capaz de trazar objetivos que transformen esta tremenda situación en una gran oportunidad?.
A esta altura del año, no caben dudas que la humanidad saldrá de esto más empobrecida y nuestra comunidad no es ajena a esto. Esta vez, ese empobrecimiento no será responsabilidad de quienes gobiernan sino de una pademia que nadie pudo preveer, sencillamente porque el virus no avisó. Llegó e hizo mucho daño en vidas humanas y al mismo tiempo en muchas facetas de las sociedades del mundo.
Tuve oportunidad de leer en informe del Anses de nuestra ciudad, que informó que más de 3.000 vecinos recibieron el IFE, que la Municipalidad asistió a cientos de comerciantes y cuentapropistas y eso me lleva a preguntarme ¿cómo enfrentar el futuro?.
Seguramente son muchas las acciones que se pueden emprender y todas y cada una de ellas son importantes. Pero a mi entender hay una medida que hace más de una año tomó el intendente Fioramonti que debería ser, según mi visión, el eje por donde deben pasar los mayores esfuerzos de cara al futuro y es la puesta en marcha de la Universidad en nuestra ciudad.


Pensando esto me pregunté ¿cuánto costará a una familia permitir que una hija o un hijo vaya a estudiar a las ciudades tradicionales donde se estudia, Mar del Plata, Tandil, La Plata o CABA?
Supongamos y solo supongamos que una chica o chico puede generar una erogación de 30.000 pesos para estudiar afuera de la ciudad. Después de la pandemia, ¿cuántos estudiantes verán frustradas sus aspiraciones de cursar en esos lugares? La respuesta es simple. Muchos.
Y es justamente en ese muchos, en donde la idea de tener una univerisidad y el instituto que funciona en el tradicional Colegio Nacional, deben potenciarse y es en donde deben ponerse todos los esfuerzos y muchos recursos.
A esta altura de los acontecimientos entiendo que la dirigencia política no debe discutir si la idea de tener carreras universitarias en nuestra ciudad es algo útil o no.
Definitivamente es algo útil, necesario y tal vez la única herramienta que nos permita en un futuro romper la espiral de pobreza.

En este sentido, el Concejo Deliberante en el cual se expresa la voluntad pluralista de nuestro pueblo, debe ser quien de el ejemplo de abrir las mentes para discutir y proponer qué carreras que esa universidad deba dictar, la manera de financiarlas, la manera de llegar a cada rincón de la ciudad para que cada habitante sepa que sus hijos en ese lugar tienen un futuro.
El intendente dio el primer paso, pero el músculo a esa idea se la debemos dar todos y fundameltamente la dirigencia local. Con este tema no debería haber especulaciones partidarias o electorales. Para eso dejemos otros temas.
Desde mi óptica hay una línea de pensamiento similar entre la mayoría de quienes conforman el Concejo Deliberante, pero que a veces la ubicación partidaria de esos vecinos hace que se noten más las diferencias que las ideas en común.
Por ejemplo, el gobierno nacional o legisladores de la fuerza que gobierna el país, han propuesto un aporte excepcional por la pandemia de quienes detentan la mayor riqueza del país, unas 12 a 15 mil personas de los 45 millones de argentinos. Medida que veo con muy buenos ojos y que muchos países del mundo la están aplicando.
En nuestra ciudad, a fines del año pasado el intendente propuso el cobro de una sobretasa a quienes más tienen, precisamente para financiar esta disruptiva idea de tener carreras universitarias en nuestra ciudad.
Las dos propuestas son muy saludables y de corte progresista, pues las dos intentan simplemente que se comparta la abundancia.
Más allá de los comportamientos y declaraciones de las fuerzas políticas locales sobre estos temas, sería una muestra de adultez política apoyar ambas iniciativas, porque insisto que en ese aspecto hay una línea de pensamiento similar.
Imagino una gran mesa encabezada por el intendente y rodeado por los más importantes dirigentes políticos y sociales de Lobería ayudando a darle músculo a la universidad.
Sueño con esa idea, sueño que cuando pase el tiempo, cuando nuestros hijos sean adultos puedan decir, en el pueblo donde nací también se vivió la pandemia y hubo políticos que tuvieron imaginación, coraje y grandeza para salir por arriba de ese laberinto en el cual nos quiso encerrar un virus.
Seguramente habrá muchas ideas, tal vez mucho más inteligentes que la intenta describir esta columna, pero en cualquier caso permitanme decir que sólo la educación nos hará superar muchas de la penurias actuales.