Las biblioheladeras de San Cayetano fueron noticia en el diario La Nación

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Muchas veces se dice que las pequeñas localidades del interior, sólo son noticias en los grandes medios por alguna catástrofe o algún logro de sus deportistas, aunque también hay excepciones.

Una de ellas fue San Cayetano, que logró la atención del diario La Nación, a través del proyecto que implementa biblioheladeras para estimular la lectura.

Al respecto, el periodista Leandro Vesca escribió la siguiente nota para el diario de tirada nacional:

«Para que no se enfríe la lectura tenemos que poner libros dentro de una heladera e incentivar a que los saquen», resume Marcos Cerchiara, director de Educación y Cultura de San Cayetano, Provincia de Buenos Aires, la idea que llevaron a cabo: reciclar heladeras, intervenirlas artísticamente y llenarlas de libros para dejarlas en los puntos más concurridos y estratégicos del pueblo.

«No tenemos vandalismo, podemos hacerlo», cuenta. Desde marzo ya llevan instaladas cuatro de estas «biblioheladeras» que son aprovechadas por vecinos de todas las edades. En la entrada al pueblo, en la sala de espera del hospital y en la plaza, son algunos de los sitios en donde se puede hallar estos «puntos de lectura» que invitan a sacar del frío a los libros.

«Queremos que abras una de estas heladeras y te lleves un alimento para el alma, algo que te haga bien: un libro», afirma Marcos. Desde hace nueve años se hace en San Cayetano, una Feria del Libro, que aquí llaman directamente Fiesta de la Lectura. Como todo pueblo alejado de grandes ciudades, la ausencia de librería es un gran condicionamiento para adquirir libros.

«No tenemos librería y queríamos acercar los libros a los vecinos, lo hicimos todo a pulmón, mal no nos fue», sostiene Daniela Ciancaglini, bibliotecaria, de 50 años, quien estuvo dentro del grupo que en el año 2011 hicieron la primera Fiesta. «Cada año la visita más gente», afirma.

Las heladeras están intervenidas artísticamente
Las heladeras están intervenidas artísticamente
«Este año conversando con una bibliotecaria de Mar de Plata, nació la idea», confiesa Marcos. En la producción de la reciente novena Fiesta de Lectura (se hizo a fines de septiembre), se acordó que era necesario hacer toda clase de acciones para no enfriar el hábito de la lectura.

«¿Por qué no ponemos libros dentro de una heladera?», se disparó en la charla. «Nosotros acá en Mar del Plata es impensado, una heladera con libros en la vía pública, no duraría, la robarían o romperían, pero ustedes allá, sí», sugirió la marplatense. La charla se socializó en San Cayetano y decidieron poner manos a la obra. «Acá nos conocemos todos y supimos dónde íbamos a dar los próximos pasos», cuenta Sebastián Arias, coordinador del Espacio Cultural Municipal donde se hace el evento de lectura anual, y también donde intervienen las heladeras.

«Lanzamos una convocatoria a todos aquellos vecinos que quisieran donar libros», cuenta Marcos. Las heladeras fueron donadas por el reparador del pueblo, que tenía varias apiladas en su depósito. La idea contagió. «Acá somos muy solidarios, sabemos valorar estas cosas», afirma Daniela. Pudieron conseguir siete. Fueron a parar al taller de pintura y dibujo, y bajo la tutela del profesor, los alumnos las intervinieron.

Les dieron total libertad, pero priman los motivos literarios. Julio Cortázar, María Elena Walsh y Gabriel García Márquez son algunos de los rostros que se pueden ver en las heladeras. Las primeras cuatro fueron instaladas en la entrada al pueblo, donde los fines de semana se juntan los vecinos, en la plaza, en la sala de espera del Hospital y en un centro cultural. Están preparando las próximas. «La recepción fue muy buena, la idea es hacer una red de Biblioheladeras, de lectores que puedan sacar y reponer libros», resume Marcos. Para que la idea sea sustentable, se pide que, por cada libro extraído, se reponga.

San Cayetano es un pequeño distrito del sudeste de la provincia, tiene 8.400 habitantes, y una salida al mar. A 70 kilómetros de la ciudad cabecera, está el Balneario homónimo, conocido por la tranquilidad de su playa. Aún no está totalmente explotado, por lo que recibe visitantes que buscan paz y un entorno agreste. Un puñado de pueblos rurales y estaciones desoladas, completan el mapa distrital. Sorprende la actividad cultural en la ciudad cabecera.

Allí en el año 2016 se inauguró el «Espacio Cultural Municipal», una antigua ferretería reciclada en un moderno edificio que recibe a 1800 alumnos que toman algunos de los 41 talleres que se dictan, todos gratuitos. Todos los días abre de 7 a 23, con entrada libre, el lugar es un hervidero de gente que se forma en áreas tales como animación digital, youtubers, murga, gastronomía, teatro, entre otras. «Tenemos además un cine, un teatro, un museo escultórico al aire libre y el Espacio Nido, donde descentralizamos algunas actividades del Espacio Cultural Municipal», completa Sebastián.

Para los grandes también hay libros
Para los grandes también hay libros

Las ciudades más cercanas son Necochea, a 89 kilómetros y Tres Arroyos a 105. Hasta allí es donde deben ir a buscar libros aquellos interesados en conseguirlos. Las biblioheladeras pretenden ser un canal directo para poder tenerlos con facilidad. «Llevamos a los niños de la Escuela, y todos abrieron la heladera, y se pusieron a leer en los bancos de la plaza. Les costaba creer que hubiera libros dentro», comenta Carolina Falcón, docente del Centro Educativo N° 801. «Muchos se llevaron libros a sus casas. Lo importante es que las heladeras y sus libros, permanecen en buen estado», destaca.

«No te la esperas que en la entrada a tu pueblo haya una heladera, y encima, con libros», afirma Ariel Pereyra, camarógrafo del canal local. Cuando supo que en «La Punta» (el acceso a San Cayetano) habían instalado una biblioheladera, llevó a su hija de tres años. «La cara de felicidad que puso fue inolvidable. Sacó un libro de Mafalda que le leímos con mi esposa», se emociona. Los títulos van desde material de estudio, ficción, ensayos y literatura infanto juvenil. «La idea es que esto continúe, porque a medida que vayamos consiguiendo más heladeras y libros, vamos a instalarlas en más lugares y pueblos», confirma Marcos. La idea se nutre de donaciones. «Si Cada editorial nos enviara un libro, ayudaría y mucho», se esperanza Daniela.