La inflación de agosto se ubicó en el 4,2 por ciento, lo que marca una aceleración de 0,2 punto frente al registro de julio. A pesar del fuerte ajuste fiscal y de la recesión económica, se trató del cuarto mes consecutivo en que la suba de precios se movió por encima del 4 por ciento, un piso duro de perforar para el equipo económico. Además, la inflación núcleo también volvió a subir y está en su nivel más alto en cuatro meses, lo que reflejó un incremento en los precios más allá de las correcciones implementadas por el Gobierno.
LCG explicó que ve poco probable que el Gobierno cumpla su objetivo de que la inflación perfore el 1 por ciento mensual antes de fin de año. “Seguimos pensando que bajar la inflación a niveles del 1 o del 2 por ciento representa un desafío mayor que el de reducirla desde los niveles de 20 por ciento que dejó la devaluación de diciembre”, opinó en su último informe.
Sobre este punto, la consultora remarcó que “la estabilización de la inflación core mostrando un freno en la desaceleración confirma en parte nuestra idea”. La inflación núcleo (es decir, sin los aumentos regulados y estacionales) subió un 4,1 por ciento. Se trata de un incremento de 0,3 punto con respecto a julio y el nivel más alto desde abril.
A una conclusión similar llegaron desde el Grupo SBS: “La inflación de agosto mostró que, a pesar del ajuste fiscal llevado a cabo por la actual administración, determinados factores no permiten perforar ciertos niveles para la inflación núcleo, que volvió a acelerarse en el mes”.
Entre esos factores que ejercen presión destacaron “los componentes inerciales típicos de economías en regímenes de elevada inflación” junto a una expansión del crédito privado en pesos, “que vía multiplicador viene aumentando los agregados monetarios aún en contexto de base monetaria prácticamente estable desde anunciada la esterilización de pesos vía ventas de CCL/MEP a mediados de julio”.
De cara a septiembre y los próximos meses, Grupo SBS planteó que será clave el impacto que pueda tener la reducción del impuesto PAIS. “Si bien el tipo de cambio importador cae, al igual que el costo de reposición, la inflación inercial en no transables podría limitar el impacto de ese menor efecto importador sobre los bienes afectados”.
Por su parte, desde ACM plantearon un escenario similar. “De cara al futuro, la reducción del impuesto PAIS, junto con los aumentos de tarifas en septiembre, refuerzan la dinámica observada: los precios de los bienes suben a un ritmo menor que los de los servicios”, señalaron.
Si bien le restó importancia a la influencia que pueda tener la reducción del tributo, LCG destacó “los aumentos (nuevamente) de naftas, prepagas, electricidad, gas y boletos de trenes (en el GBA)” y remarcó que “una demanda resentida colabora poniendo límites en las correcciones de márgenes, pero una recuperación de la actividad aumentará el desafío”.