La Nueva Ley de Salud Mental nos enfrenta a cambios que van a atravesar, no sólo el campo de la Salud sino también a diversos actores sociales, como las familias de las personas con algún padecimiento, y la misma comunidad, que por ser pequeña, debería tener un grado alto de implicación en el proceso, por lo menos eso será a lo que apostemos con las diversas intervenciones a nivel comunitario que vayamos pudiendo realizar.
La idea es que de a poco el Sistema de Salud pueda organizarse para poder realizar el tratamiento, seguimiento e internación, si fuera necesario, de estas personas. Desde el texto de la Ley queda claro que la única posibilidad de abordaje es a través del trabajo interdisciplinario, intersectorial, que se oriente hacia la inclusión de sus usuarios, reforzando los lazos sociales.
Como Equipos de Salud nos vimos enfrentados al desafío de ser quienes debían comenzar a realizar acciones tendientes a dar lugar al nuevo paradigma, dejando caer el viejo, que se encontraba centrado en la exclusión y aislamiento de las personas, que se encontraban en esa situación despojadas de sus derechos.
Si bien todos acordamos plenamente con los lineamiento propuestos, a la hora de llevar a la práctica las acciones, comenzaron a aparecer las dificultades, fundadas en poder conformar un equipo desde las trayectorias de cada uno, logrando la interdisciplina, evitando funcionar como partes fragmentadas, sin perder cada uno su especificidad, buscando poder converger en la práctica.
Consideramos el territorio, como el espacio social compartido por la comunidad, espacio en el que se despliegan saberes, conflictos, solidaridades, intereses proyectos, y en el que también se disputa poder.
Para tal fin contamos con una posición privilegiada, al encontrarnos insertados, como Centro de Salud, dentro de la comunidad, lo que nos permite dada la cercanía, evitar las barreras de acceso, buscando que el CAPS se convierta en lugar de referencia para los usuarios y para sus familias.
Como Equipo asumimos entonces el compromiso de trabajar para la preservación de la salud mental, a través de generar acciones que permitan la concreción de los derechos humanos, fundadas en el principio de la dignidad humana, que conlleva la protección de las personas en situación de marginalidad, vulnerabilidad, desventaja, exclusión, entre otras expresiones.
María Cristina Bisciotti – Licenciada en Psicología