La estimulación cognitiva y la importancia que puede tener ésta en la intervención con personas adultas mayores

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Licina Barbieri nació en Juan N Fernández y actualmente vive en Necochea. Es técnica y licenciada en Psicopedagogía de la Universidad de Flores. Actualmente desempeña su profesión en consultorio privado, realizando evaluaciones y tratamientos de rehabilitación neurocognitiva.

Participa de un proyecto junto con Profesionales del CEF Nº 63 de Juan N. Fernández, el cual tiene como objetivo realizar actividades de estimulación cognitiva desde lo lúdico, con un grupo de adultos mayores residentes en el Geriátrico, de dicha localidad. También trabaja en el Gimnasio Praxis-natatorio.

Las capacidades cognitivas, como la memoria, la atención y concentración, entre otras, van desarrollándose desde que nacemos hasta la edad adulta, período en el que se mantienen hasta llegar a los 45-50 años. Momento en el cual comienza a producirse un declive cognitivo que se irá haciendo más evidente conforme se avanza hacia la tercera edad.

Según la Organización Mundial de la Salud, el número de personas mayores de 65 años en el mundo ha superado por primera vez en la historia al de niños menores de cinco años, y se prevé que en 2.050 las personas mayores de 60 años se dupliquen, pasando del 12% al 22%.

El envejecimiento de la población hace más visible el progresivo declive cognitivo que se produce con el paso de los años. Este proceso no se manifiesta de la misma forma y al mismo tiempo en todas las personas. Es por ello que, la estimulación cognitiva puede ayudar a prevenir el desarrollo de patologías más graves como, por ejemplo, las demencias.

¿Qué es la Estimulación Cognitiva?

Es el conjunto de técnicas y estrategias que tienen como objetivo la mejora del rendimiento y eficacia en el funcionamiento de capacidades cognitivas como la memoria, la atención, lenguaje, las funciones ejecutivas y funciones viso-constructivas/viso-espaciales. Actúa sobre aquellas capacidades y habilidades que se encuentran todavía preservadas por medio de actividades y programas que promueven su mejora y potenciación por mecanismos de neuroplasticidad cerebral.

En el caso de que la persona no presente un deterioro cognitivo asociado a una enfermedad, el objetivo de la estimulación cognitiva es retrasar la aparición de los primeros síntomas de deterioro cognitivo y en el caso de que la persona esté cursando los primeros estadios de una enfermedad neurodegenerativa, enlentecer el progreso de la misma.

Es importante señalar que la estimulación cognitiva puede incluirse dentro de las terapias no farmacológicas para múltiples patologías mentales que cursan con deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas. Entre sus ventajas se encuentra la reducción de los efectos secundarios derivados de la medicación, y el fortalecimiento de otras habilidades como las habilidades sociales facilitando los contactos interpersonales.

¿Cómo podemos hacer para mantener una buena salud mental?

Se sabe que hay ciertas prácticas saludables que pueden ayudar a cuidar nuestro cerebro, entre ellas están:

  • Sueño y descanso. Acondicionar el ambiente de descanso para que sea libre de ruidos, que sea oscuro, donde no haya pantallas brillantes que emiten luz azul y evitar la cafeína. Crear rituales nocturnos como tomar un baño caliente, escuchar música suave o leer antes de dormir son métodos particularmente efectivos no sólo de descansar mejor sino de fortalecer la memoria.

 

  • Alimentación consiente: consumir verduras de hojas verdes, semillas y frutos secos, aceite de oliva, frutos del bosque. Incluir pescado, legumbres, huevos y nueces, son alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3, nos sirven de neuroprotectores para nuestro cerebro y que ayudan también a mejor el estado de ánimo. Por otro lado, las gaseosas y bebidas saborizadas están vinculadas, a la contracción del cerebro.

 

  • Ejercicio y actividad: la actividad física regular, aumenta significativamente la capacidad de aprender y de adaptarse a situaciones nuevas. A la vez que previene otras enfermedades como (cardiovasculares, diabetes, obesidad) y fomenta las habilidades sociales.

 

  • Experiencias compartidas: las interacciones con la familia y amistades fortalecen los procesos de pensamiento de una persona, resultando en un razonamiento más claro y habilidades multitarea (atención, flexibilidad mental). Asistir a clases comunitarias, clubes de lectura o actividades deportivas-recreativas. Otras formas de apoyo pueden ser las mascotas, las redes sociales, la música y el baile.

 

  • Estimulación cognitiva (individual y/o grupal): Asistir a programas de estimulación cognitiva adaptados a las necesidades individuales. Ayudarán al bienestar integral no sólo de la persona que asiste sino a la familia/cuidador principal.