Llegamos a la mitad de un año electoral, por lo que resulta lógico que apenas a dos semanas del cierre de presentación de listas, los dirigentes políticos de los distintos partidos estén terminando de cerrar acuerdos.
Lo que no parece nada conveniente es que la rosca política sea casi el único tema que ocupa y preocupa a la dirigencia de nuestro país, en el medio de una tremenda crisis económica, con niveles de inflación insostenibles para los vecinos de a pie.
Tanto oficialismo como oposición parecen estar cada vez más lejos del pueblo, puesto que se encuentran enfrascados en sus peleas internas, en una lucha de poder y egos, buscando imponer sus candidatos.
Esto ha llevado a que la gente, lamentablemente, siga desilusionándose de la política, algo que hay que evitar por todos los medios, pues ella es esencial para el crecimiento y el avance del país.
Este editorial no busca denostar a la política, sino reclamar a quienes la ejercen que por una vez piensen en la gente que sufre las equivocadas decisiones que han ido tomando unos y otros, porque vale decirlo, quienes hoy pugnan por regresar al poder, son los mismos que realizaron una mala gestión que le abrió las puertas al retorno del hoy oficialismo.
Por eso, cada vez que los potenciales candidatos a presidente o gobernador, hacen referencia a las peleas y divisiones internas de sus partidos, parecen estar ignorando la difícil situación de la población, que está más preocupada por llegar a fin de mes que por el armado de listas.
Nadie discute que para llevar adelante un proyecto de país hay que llegar al gobierno, para ello hay que ganar elecciones y para triunfar en los comicios es indispensable tener buenos candidatos y listas.
Pero a mi entender, más importantes que los nombres son los proyectos, contarle a la gente cuál es el plan, qué decisiones se tomarán… Y eso, cada vez se escucha menos.
¿Por qué los candidatos son incapaces de contarnos, con todas las letras, lo que van a hacer con nuestra economía, con nuestra seguridad, con nuestra educación…?
Mal que les pese a las dos fuerzas políticas más importantes de nuestro país, tal vez el único que se ha atrevido a ser claro en sus ideas es Javier Milei, más allá de que desde mi punto de vista sus propuestas no son las convenientes para nuestro país y además, difícilmente podrían llevarse adelante con éxito.
Pero es indiscutible que el excéntrico candidato, tiene un plan bien definido, más allá de que guste o no.
En lo particular, desearía que las dos fuerzas mayoritarias que parecen tener las mayores posibilidades de acceder al poder a partir de diciembre, por una vez en la vida, se reúnan y acuerden una serie de puntos a poner en práctica sea quien sea el ganador. Eso es política de Estado y le permitiría a la comunidad empezar a tener certezas sobre su futuro.
Hoy por hoy estamos en una pelea de blanco o negro, donde ninguno es capaz de dialogar o colaborar con el otro, con un oficialismo que ha realizado una pésima gestión y una oposición que sólo busca el fracaso del Gobierno, aún a costa del sufrimiento de la gente. Ese no es el camino.
Es hora que dejen de lado sus conveniencias personales, sus egos y pongan por delante al país y su gente. Debatan ideas, modelos, expongan planes de gobierno, lleguen a acuerdos, apliquen políticas de Estado. El pueblo así lo desea.
Carlos Laboranti, director ejecutivo.
