La asunción de un gobierno democrático siempre debe celebrarse

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Hace exactamente 40 años, Argentina vivía un día de fiesta, con un pueblo que sabía que estaba viviendo un momento histórico, sin importar de qué partido político o ideología era cada uno. Tras 7 años, el país dejaba atrás uno de sus períodos más oscuros de su historia para retomar un gobierno democrático, elegido por el pueblo, encabezado por el doctor Raúl Alfonsín.
Los argentinos nos habíamos hermanado en un sentimiento común, la conciencia de que habíamos conquistado la democracia, con el compromiso de nunca más volver a retroceder en el camino de su consolidación.
Cuatro décadas han pasado de aquel día y hoy nos aprestamos a vivir otro día histórico, con la asunción de un nuevo presidente elegido por el pueblo. Seguramente no existe en la ciudadanía el fervor de aquellos días, muchos están desilusionados con la dirigencia argentina y la expectativa que genera Milei está muy alejada de la que producía Alfonsín, pero el de hoy no deja de ser un día de fiesta y que debe ponernos orgullosos, pues más allá de adherir o no al pensamiento y las ideas del presidente que asumirá, debe valorarse el hecho de que hemos sido capaces de cumplir 40 años ininterrumpidos de gobiernos democráticos, lo que es un logro excepcional para un país que durante casi todo el siglo XX se acostumbró a la inestabilidad política crónica.
Aún en las mayores y graves crisis económicas y sociales, el país supo mostrar una muy alta capacidad de resolución sin salirse del cauce democrático, como en 2001, cuando los actores políticos lograron timonear lo que fue un evento políticamente muy sensible, que en otro momento de nuestra historia seguramente hubiese terminado con la democracia.
Si miramos a nuestro alrededor, nos encontraremos que varios países latinoamericanos sufrieron en las últimas décadas escaladas de protestas llenas de violencia que Argentina, aún con un contexto económico peor, las evitó y esto habla de la capacidad de resiliencia de nuestro sistema político.
Con avances y retrocesos, estas décadas han contribuido a una mejora sustancial en los derechos políticos, civiles y sociales de las personas, así como en la consagración de nuevos derechos, pero vale mencionar también las deudas pendientes de este período. Entre ellas la imposibilidad crónica de encontrar un modelo de desarrollo, con un desempeño económico que en general ha sido muy malo, llevando a un empobrecimiento generalizado, con un importante deterioro de varios indicadores sociales y haciendo que el pueblo deba acostumbrarse a vivir de crisis en crisis.
Con sus grandes logros y sus déficit, el sistema democrático debemos defenderlo de manera cotidiana con acciones diarias, promoviendo la equidad y la igualdad de oportunidades y explicándole a las nuevas generaciones el drama que atravesó nuestro país cuando el gobierno estuvo bajo una dictadura.
Es por eso que más allá de la angustia que nos genera la actual situación económica y la incertidumbre que hay respecto a nuestro futuro, no debemos dejar de celebrar la asunción de un nuevo gobierno democrático.
Desde este lugar, deseamos el mayor de los éxitos al nuevo presidente, al gobernador y a todos los intendentes, en especial a aquellos que tendrán a su cargo el gobierno de las ciudades que tienen cobertura de nuestro medio; Pablo Barrena en lobería, Arturo Rojas en Necochea, Miguel Gargaglione en San Cayetano y Esteban Reino en Balcarce.
Carlos Laboranti, director ejecutivo.