A través de continentes y generaciones, el poder de la familia procuró la búsqueda y concretó el encuentro fortaleciendo los vínculos para cerrar la historia.
Así lo demuestra este relato que comenzó allá por el año 2012, cuando la fernandense Yésica Apud, radicada en Necochea, era miembro de JUCAL (Juventud Cultural Argentino Libanesa) y participaba desde la filial de Mar del Plata.
En un congreso que se realizó en la ciudad de Córdoba, les pidieron a todos los integrantes que concurrían, que llevaran información sobre sus abuelos o bisabuelos, porque iba a estar el Embajador del Líbano en Argentina, con un listado histórico de todos los emigrantes libaneses hacia Argentina, entre los años 1900 al 1970. De esta manera podrían contactarse con la familia desde la Embajada y así tener la posibilidad de viajar al Líbano a conocerlos. Yésica, sin dudarlo, presentó todo lo poco que había encontrado de sus abuelos. Pero esa escasa información no alcanzó. Es aquí cuando el asesor le propuso comenzar por el pueblo de donde provenían. Cuando Yésica le mencionó Barhalium, quedó sorprendido y le manifestó: “Es un lugar hermoso y muy chico, es imposible no encontrarlos”.
Esta información les hizo pensar que lo que ocurría, era que el apellido Apud no era el verdadero apellido de su abuelo, si no que deriva de un segundo nombre llamado Aboud y que en ese pueblo la mayoría de los habitantes llevaban como apellido Karam o Trad. Con estos datos, Yésica afirmó que su abuela Cecilia tenía esos apellidos.
Regresó de Córdoba sin ningún dato certero, pero con la seguridad y la necesidad en su alma de querer encontrarlos.
Una carta que ayudó en la búsqueda
Al poco tiempo, y sin dejar de buscar, Yésica encontró una carta del año 1991, que le había mandado a su padre, don Julián Apud (conocido por todos como Julio), un primo desde Australia, sobre el cual siempre tuvieron la duda de cómo o porque estarían relacionados familiarmente.
Fue así que comenzó a buscar en la red social Facebook el apellido Karam en Brisbane, Australia. La primera persona que le apareció en la búsqueda, fue una mujer llamada Therese Karam, que al verla le sorprendió el color de sus ojos, ya que se parecían a los de ella.
En sus datos decía de Barhalium Líbano, residente en Australia, e inmediatamente, Yésica le envió solicitud de amistad. Luego de varios días recibió un mensaje privado, donde Therese le preguntaba quién era, por qué quería ser su amiga y por qué veía fotos en su Facebook de la bandera del Líbano. Enseguida, le respondió diciéndole que era de Argentina, que estaba buscando sus orígenes libaneses, que tenía la información de que eran de Barhalium, lugar de donde también era ella y que tenía familiares con ese apellido en Australia, completando el mensaje con dos fotos que había en la carta recibida por su padre, en la cual había un matrimonio y otra con tres niños.
Al día siguiente, Therese Karam le responde: “¡Dios mío! Tu eres la nieta del hermano de mi abuelo Saiden. El lloró toda la vida la partida de su hermano, nunca más se volvieron a ver. El señor que está en las fotos es mi tío Charlie, primo hermano de tu padre y en la otra fotos los tres hijos, entre ellos mi marido”.
Yésica aclaró que es muy común allí que se casen entre primos hermanos, de hecho sus abuelos eran primos hermanos.
A partir de esa comunicación, supo al fin, los verdaderos nombres de sus abuelos. El abuelo no se llamaba Antonio José Apud, su verdadero nombre era Shehadi Youssef Aboud Karam, y su abuela no se llamaba Cecilia Caram, sino Watfa Karam.
En menos de 15 días, la ansiada búsqueda de esta joven fernandense se estaba concretando, ya había encontrado a gran parte de su familia. La relación se estaba dando, comenzó de a poco por esa red social, luego pasó al WhatsApp, hasta que el año pasado su vida tomó otro rumbo y decidió hacer el pasaporte para comenzar por algo, si es que luego se daba el viaje.
Entre tantas conversaciones, le sugirieron que saque también la Visa, según su prima iba a ser difícil obtenerla, ya que su hermana que vive en el Líbano, hacía 10 años lo estaba intentando.
Ya en esta etapa, Yésica se comunicó con Rodrigo Ibáñez, hijo de Julio Ibañez (vecinos de Claraz), que está viviendo en Sidney y fue quien le brindó gran ayuda en todo el trámite. La intención era viajar con “Nico”, su hijo, pero como era tan difícil y costoso económicamente sacar la Visa y en este caso sumarle un menor y de padres divorciados, decidió seguir sola. A las dos semanas recibió un email en inglés, el cual no entendía mucho, por lo que decidió reenviárselo a su prima. Para sorpresa de todos, ella le respondió que en el email le confirmaban que le daban la Visa de turista.
Un regalo soñado
Los días comenzaron a pasar y una mañana, al despertar, encontró en su teléfono, dos fotos enviadas por la reciente familia encontrada, con un gran regalo, el pasaje para que pudiera viajar. Yésica nunca había volado y lo haría por 14 horas, además de sumarle que no habla inglés. Pero ya no había vuelta atrás, la decisión estaba tomada y acordada con toda su familia, especialmente con su hermana Julieta Apud, que estaba feliz por la posibilidad de reencontrarse con sus raíces.
Fue así que luego de 5 años de aquel primer encuentro virtual con su familia, concretó su viaje, fue el 7 de diciembre del año pasado, regresando el 21 de enero de 2018.
La recibieron su prima Therese y su marido Jason, en su casa junto a sus tres hijos. El viaje fue increíble, solo podían comunicarse con el celular a través del traductor de google, ya que ellos sólo hablan árabe entre familiares e inglés con el resto de las personas.
Un abrazo emocionante
Conocerlos fue conmovedor, pero la emoción mayor cuenta Yésica, fue el abrazo que se estrecharon muy particular con el señor que escribió aquella carta, por donde comenzaron estos lazos de familia, que aún vive junto a su señora. Yésica relató que en ese momento, sintió el abrazo de su padre, del querido y recordado don Julian Apud.
Las familias son numerosas, aún mayor en el Líbano.
Su tío (primo hermano de su padre) le contó que un hermano de su abuelo, decidió venir a la Argentina escapando de la guerra y la pobreza, además de no querer ver morir a su padre, quien estaba muy enfermo, por el año 1923. Él no conoció a su abuelo y su abuela volvió a ir al Líbano de grande, cuando se reencontró con sus sobrinas, que son las que ahora viven en Sidney. En Brisbane hay más de 4000 emigrantes libaneses y en Sidney más de 15.000.
Yésica relató que fueron 46 días de plena felicidad, donde todos los días conoció gente nueva y en su gran mayoría familiares.
Ahora sí, se puede decir que Yésica cumplió el sueño de su padre y el de toda la familia y que se aferran a nuevos lazos que llevan su sangre.