La semana pasado fue noticia nacional que se detuvo a Jorge Castillo, la cara más visible del complejo de la feria conocida como La Salada. Fue detenido en el marco de una causa que investiga una “asociación ilícita” que manejaba los puestos ilegales que se montaron durante años en el Camino de la Ribera, en la localidad de Ingeniero Budge, Lomas de Zamora. En total hubo al menos 30 detenidos. Además de Castillo, dueño de “Punta Mogote”, la feria más grande, en la numerosa lista figuran su hermano Hugo y su sobrino, Adrián, propietarios de otros paseos de compras. También cayeron tres policías: dos de la Bonaerense y una de la Federal.
Si bien la forma ilegal en que se basa el entramado comercial de ese mega mercado, el tema ha traído preocupación y incertidumbre para muchos de los ciudadanos de Necochea, Lobería, San Cayetano y las localidades cercanas que utilizan este espacio como así también la zona de Flores u Once en Buenos Aires para comprar ropa y luego venderla en locales o en sus propias casas. Es difícil pensar qué pasará con todo ese flujo comercial que involucra a gran cantidad de personas de la región. Hasta el momento pareciera ser que sigue funcionando más allá de las detenciones de los involucrados.
El fenómeno de La Salada surgió como actividad de supervivencia para un segmento delicado de la población en tiempos de la crisis económica del 2001. Pero poco a poco fue tomando peso y relevancia hasta convertirse en un “gran negocio”.
El fenómeno de La Salada no se quedó solo en Lomas de Zamora sino que encontró su resorte de expansión y crecimiento en el formato de “Saladitas”. Mediante una organización vertical, los días que se abre el predio, los tours con combis son para abastecer las formas comerciales en el interior del país.
Además el negocio de La Salada llega a otros sitios de la Argentina. En Mendoza ya se emplaza el Mega polo La Salada de Cuyo y un Parque Industrial; en Santiago del Estero funciona un centro comercial y otro Parque Industrial. Además, en Corrientes y Marcos Paz están proyectados un Parque Industrial y otro Mega polo.
Habrá que ver qué sucede finalmente cuando los compradores de la región se acerquen al principal predio de compras y se encuentren con la verdadera realidad. Lo cierto es que la gran mayoría de los comerciantes de la región utiliza esta vía comercial como abastecedor de sus principales productos de indumentaria.
Creo que es una buena oportunidad para que las autoridades de cada uno los niveles gobernantes tome cartas en el asunto, y establezca los mecanismos para desarrollar polos económicos sustentables dentro del marco de la ley, y las buenas prácticas de negocio.
CARLOS LABORANTI. Director Ejecutivo