La solidaridad siempre ha generado una esperanza entre aquellas personas que necesitan una mano para salir adelante en una situación desoladora. En todos los planes de la vida, la importancia de ayudar a otros nos deja la esperanza de que un mundo mejor es posible.
Este editorial nos habla de eso, de la ilusión, de la ayuda, del acompañamiento a un sector de la población que nos necesita más que nunca: los niños y los adolescentes.
Todos conocemos alguna historia familiar, donde algún abuelo, madre o tío tuvo en el tiempo pasado un “familiar de corazón”. Siempre existieron familias que acogieron a niños y adolescentes hasta verlos crecer y concretar sus sueños.
Hoy, con los avances de la Justicia y su involucramiento en estas problemáticas, este tipo de cuidados se ha ido constituyendo con un formato más formal y legal. Desde el Poder Judicial de Necochea se está llevando adelante una serie de charlas informativas para dar a conocer el programa “Familias Cuidadoras”. El objetivo es que la gente pueda informarse sobre cómo ser parte de estas familias que cuidan a niños y a adolescentes de entre 10 y 17 años.
Este programa está dirigido a personas o familias que se plantean el desafío de convertirse en cuidadores familiares de un niño o adolescente sin cuidados parentales, es decir, que debió ser separado de su familia de origen por razones graves y se encuentra institucionalizado, sin que hasta el momento se haya encontrado una alternativa de protección en otro ámbito familiar.
Las familias cuidadoras son hoy una gran herramienta para la contención de los chicos; sobre todo para los más vulnerables. Las personas adultas asumen la responsabilidad y el compromiso de brindar el apoyo y el afecto que esos niños o adolescentes necesitan. Además le brinda acompañamiento para su crecimiento y el desarrollo integral de vida, es decir, lo acompaña en su proyecto de vida.
A partir de este programa, nos interesa concientizar a la población de la importancia de ayudar. Todos los niños y adolescentes tienen la posibilidad de transformarse y recuperarse de los daños sufridos a través del buen trato que puedan aprender a recibir en otros vínculos y experiencias posteriores que les brinden seguridad, estabilidad y permanencia. Las experiencias ya vividas han demostrado que ser cuidados por adultos competentes e integrarse en familias capaces de convertirse en verdaderos “puntos de apoyo” ha favorecido el desarrollo psicosocial de niños y adolescentes que han sido dañados en sus primeros vínculos de apego familiares.
Es importante difundir esta posibilidad que tienen los niños y adolescentes de ser acompañados por un adulto y difundir también lo gratificante que puede ser para ese adulto o familia que tome la decisión de convertirse en una “Familia Cuidadora”.
Como señala Silvina Besoaín, asesora de menores en la ciudad de Necochea, “muchas personas les gustaría participar pero tienen miedo. Son actos de amor, acompañar en un proyecto. Esto existió siempre, solo que antes no estaba judicializados por eso que recuperamos este programa. Queremos tener un rol activo en la sociedad para poner en palabras lo que le pasa a los chicos. Necochea es muy solidaria y queremos mostrarle a la sociedad como pueden ayudar a estos niños que necesitan de este acompañamiento”.
Sin dudas, es una tarea altamente gratificante. Solo es necesario asumir este desafío con una gran responsabilidad y llevarlo adelante con los pilares del amor, el compañerismo y la esperanza de que una vida mejor es posible.
Carlos Laboranti – Director Ejecutivo