La pasividad habitual que se vive en la costa sancayetanense se vio alterada en los últimos días. El trabajo de personal municipal extrayendo del mar un par de anclas y otros elementos acaparó la atención de turistas y vecinos de la villa.
Una bajamar poco frecuente permitió que guardavidas que cumplían servicios en la denominada “segunda bajada”, avistaran un objeto que sobresalía de la arena. Cumplido exitosamente un rescate de un bañista, un par de ellos se adentraron al mar para saber algo más de aquel elemento que se encontraba a metros de la zona de baño.
Sorpresa fue la se llevaron al constatar que aquello no era ni más ni menos que un ancla de grandes dimensiones unido a una cadena. Inútiles fueron los intentos de extraerla con la maquinaria que había en el lugar, por lo que se organizó un operativo para intentar sacar del mar el ancla. Con gran pericia y utilizando una retroexcavadora, personal de la Dirección Vial y del Balneario trabajaron durante más de 3 horas para lograr el objetivo. Y a medida que éste se iba cumpliendo la sorpresa iba siendo mayor ya que no era una sino dos anclas, y unidas entre sí por más de 300 metros de cadena.
Luego de cargarla en un carretón, el valioso objeto fue depositado en el ingreso de la villa balnearia, a metros de la Oficina de Turismo. Sin dudas es el atractivo de la temporada.
De inmediato se tejieron varias conjeturas: “los anclas pertenecen al barco “Charrúa”, encallado en 1979 a unos 2.000 metros del lugar”; “seguramente es de un naufragio del cual no tenemos registro”; eso y mucho más se escuchó de boca de quienes no perdieron la oportunidad de fotografiarse junto al monumental objeto hallado en la costa.
Sin tanta logística ni uso de maquinarias, el fin de semana volvieron a extraer del mar elementos presumiblemente de una embarcación.
Aprovechando la bajamar, guardavidas y un grupo de vecinos ingresaron a las aguas, justamente al mismo lugar en el que días antes habían extraído dos anclas unidas por unos 320 metros de cadena.
La particularidad que los motivó a continuar con la búsqueda fue la ausencia de un perno correspondiente a uno de los anclas. Tras unos minutos de rastrear con sumo cuidado, ya que es un lugar donde las piedras están presentes, uno de los guardavidas dio con un elemento sumergido en la arena. Con la ayuda de una barreta logró desenterrarlo, atarlo a una soga para luego dar la orden, para quienes aguardaban en la orilla, de arrastrarlo hacia afuera.
El motor de esa búsqueda tuvo su recompensa ya que se cree que dicho hierro es el perno faltante. Entusiastas por el hallazgo, continuaron buscando más restos de ese supuesto buque. Y nuevamente los resultados fueron satisfactorios ya que en pocos minutos dieron con dos durmientes que sacaron exitosamente.
Mientras se siguen escuchando conjeturas acerca de la procedencia de las anclas y cadena, se suman elementos para la investigación.