Estigmatización de la persona con obesidad: el impacto en las relaciones y en el desarrollo profesional y académico

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El exceso de peso incrementa el riesgo de desarrollar en el tiempo un amplio número de enfermedades que involucran prácticamente a todos los órganos y procesos fisiológicos del cuerpo, deteriorando la calidad de vida y aumentando el riesgo de mortalidad.

La estigmatización de la persona con obesidad afecta todas las facetas de su desarrollo personal: dificulta sus relaciones y su inserción social, su progreso académico y profesional. Llamativamente, las personas con exceso de peso son las que menos denuncian discriminación, a pesar de que se encuentran a la cabeza de la percepción general como uno de los grupos más discriminados.

Habitualmente son estereotipados como vagos y con poca voluntad para encarar un tratamiento de descenso de peso. El problema es que no se trata solo de saber lo que hay que hacer, sino de poder hacer lo que se sabe que hay que hacer.

Contar con alimentos disponibles en el hogar de mejor calidad nutritiva, comer lento con bocados chicos y masticando mucho, no discutir durante la ingesta, hacer tangible el volumen de la comida, por ejemplo fotografiando el plato, tener en cuenta que ‘no es la última cena’ y recordar que ‘elegimos ser saludables’, son algunos de los consejos que solemos recomendar en nuestra práctica diaria, pero nunca prohibiendo un alimento en particular, ya que las prohibiciones lo único que generan son incertidumbre y mayor deseo.

El plato de los argentinos debe contener porciones más pequeñas, mayor cantidad de legumbres, hortalizas y frutas y verduras en general, alimentos aireados (como suflés o batidos) y fundamentalmente evitar la sal, los azúcares agregados, el alcohol y las grasas saturadas. Ayuda también distribuir la ingesta en el tiempo a modo de colaciones cada 2 ó 3 horas.

Hoy tenemos que enfrentar al ‘intrusismo’, que es el ejercicio de una actividad pseudo profesional a cargo de personas que no están matriculadas ni entrenadas para hacerlo. Seguir sus consejos contribuye a perpetuar las causas de la obesidad y desalienta la visita al médico o al nutricionista, que son los profesionales preparados para atender la enfermedad.

Al momento de enfrentarse con un alimento, compiten el pensamiento rápido con el pensamiento lento. El primero es impulsivo y buscará llevarse el alimento a la boca, el segundo es más reflexivo y sabrá asumir cuándo ha sido suficiente. El punto está en lograr que prevalezca el pensamiento lento y entender que no debe predominar lo que más me gusta, sino lo que más me importa.

Con respecto al tratamiento farmacológico, afortunadamente hoy se dispone de varias alternativas de medicamentos efectivos que, recetados por un médico y con su estricto seguimiento, pueden contribuir al éxito, pero siempre sumados a un cambio en el estilo de vida que incluya una alimentación balanceada y un programa sistemático de actividad física.

Mónica Katz – Médica nutricionista