La celebración del Santo Patrono tuvo su actividad central al desarrollarse la tradicional procesión y posterior misa frente a la Parroquia. Con los cuidados propios de la pandemia, pasadas las 14 la caravana encabezada por la imagen de San Cayetano partió desde la rotonda de ingreso a la ciudad.
Tras recorrer las Avenidas Hernán Apezteguía e Independencia, previo desvío hasta el Hospital Municipal donde un cerrado aplauso reconoció la labor del personal de salud, los fieles culminaron en la parroquia San Cayetano donde el arzobispo de la Arquidiócesis, Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa presidió la misa.
El monseñor inició su sermón haciendo referencia a tres cuestiones vinculadas a la pandemia. “El primero es el temor, la sensación de fragilidad de cada día (la arquidiócesis tiene 17 partidos y no hemos jugado otro partido que en saber en qué fase está este, el otro, estadísticas, activos, aislados y demás). Otro tema central es que nos hemos acostumbrado, como si fuésemos filósofos de la calle, es saber qué es esencial y que no, quiénes son y quienes no, y sobre todo quién lo decide. Y el tercer tema que nos ha atravesado es estar encerrados e incomunicados; esto no es una queja, es un constatación.
Hemos experimentados nuestra pequeñez en una palabra que no la usábamos: nuestra vulnerabilidad. Todos somos vulnerables, con este temor, fragilidad. Luego comenzar a pensar en serio en lo esencial de nuestra vida: hoy con San Cayetano le ponemos otro nombre: techo, tierra, trabajo, pan, providencia. Y frente a esto de no poder estar presente aprendimos otra palabra: presencialidad o virtualidad.
Hoy como nunca falta el pan y asistimos a espectáculos indignos, nos quejamos pero no nos preguntamos las causas. El pan significa mucho más, es pan de vida, lo interpretamos como el pan de la palabra y la escucha: el gran drama nacional es no escuchar: tenemos la palabra lista antes que el otro termine su argumento y armamos en vez del diálogo un reality show, y ese es el negocio, porque la grieta es un negocio. La palabra nos lleva a la escucha y la eucaristía nos lleva al gesto, el pan es un don y está llamado a compartirse; el pan evoca la fuerza porque es fruto de la tierra, del trabajo: panificado, amasado, horneado; evoca la duración y además evoca a la seguridad, es vínculo de unidad, de alegría compartida, y de bondad porque cuando hablamos de alguien que es bueno decimos es más bueno que el pan.
Qué bueno es estar juntos, Dios ha sido providente, qué bello es descubrir que el camino de Jesús es el del pan, el pan que le pedimos a Cayetano y que Cayetano nos invita a nosotros también a ser pan partido”.
Luego de la misa fue el momento artístico con la presentación de los espectáculos musicales a cargo de Maxi Larghi y la banda local “Sin Resto”. Mientras, en la sala del hall del Teatro Municipal “Tulio Cosentino” vecinos se acercaron a observar la muestra litúrgica conformada por vestimenta, lecturas, y objetos que marcan la historia de la Parroquia local. Simultáneamente, artesanos y emprendedores locales, exhibieron y vendieron sus productos en stands ubicados en Plaza América.