Pasan los días, pasan las semanas, desciende el número de contagios semanales de Covid, baja la cantidad de casos activos, pero los distritos de la zona de influencia de Sendero Regional, como Lobería, Necochea, San Cayetano y Balcarce, continúan en Fase 2, lo que es igual a decir que continúan sin clases presenciales en las escuelas.
Desde mi lugar, comprendí perfectamente la necesidad de la suspensión de la presencialidad en las instituciones educativas en momentos en que la segunda ola de contagios llegó con fuerza a toda nuestra zona, puesto que claramente entendí que de esa manera se reducía la circulación y con ella los riesgos de contagios de alumnos, docentes, auxiliares y directivos. Pero está a la vista que la situación epidemiológica del momento en que se suspendieron las clases presenciales, allá por fines del mes de mayo, es diametralmente opuesta a la del día de hoy.
Y esto no lo estoy afirmando por una simple sensación, sino que mi opinión está sustentada en números que a todas luces son contundentes. Por ejemplo, entre los últimos días del mes de mayo y los primeros de junio, tres de las localidades a las que hacemos referencia, tuvieron su momento más difícil en la pandemia, con la mayor cantidad de fallecimientos y su pico máximo de contagios semanales. Lobería llegó a casi 400 casos activos, Necochea superó los 2.150 y Balcarce estuvo por arriba de los 1.050.
Justamente en esos días, la Provincia determinó el pase de estos distritos a la Fase 2, las más restrictiva de todas, lo que contó con la aprobación de la comunidad, puesto que el ritmo de contagios hacía previsible y lógico dicho retroceso.
Pero transcurrido cerca de un mes y medio de aquella decisión, la realidad epidemiológica es totalmente diferente, puesto que Lobería no llega a los 80 casos activos, Necochea está por debajo de los 400 y Balcarce bajó de los 150, es decir, alrededor de cinco veces menos de los casos activos a los que llegaron en el pico de la segunda ola.
Es por eso que me permito opinar que, más allá de los indicadores objetivos que puedan tomarse para determinar la Fase en la que se encuentra cada distrito, como la ocupación de camas en UTI y la relación entre contagios y cantidad de habitantes, Lobería, Necochea y Balcarce están en condiciones de subir al estadío 3 y volver a las clases presenciales, tal como sucedió en los municipios del AMBA y tantos otros de grandes dimensiones, que a todos luces han tenido mayores inconvenientes para contener la pandemia.
Distinta ha sido la evolución de casos en el distrito de San Cayetano, que tuvo el brote más importante antes que el resto de la zona y para fines de mayo, cuando todos estaban cayendo a la Fase 2, el municipio de Gargaglione apenas sumaba 20 casos activos, lo que le permitió ser el único en Fase 4 de toda la Provincia. A partir de allí, ha tenido un crecimiento de contagios muy lento que lo ha llevado a tener casi 50 casos activos, que aunque más que duplica lo que tenía 45 días atrás, no parece ser tan alarmante como para bajar al distrito a la fase más restrictiva, que es la decisión que tomó la Provincia, lo que a su vez generó también la suspensión de la presencialidad en las instituciones educativas a partir de mañana.
En este sentido, no desconozco el esfuerzo enorme que han realizado y realizan los docentes y directivos de todas las escuelas, al igual que los inspectores regionales, distritales y areales y consejos escolares, para brindar una continuidad pedagógica a los alumnos, mantenerlos incentivados y permitir que avancen en sus aprendizajes, pero las diferencias a la hora de acceder a la conectividad, las dificultades para comprender los contenidos a la distancia y la pérdida del vínculo afectivo con docentes y compañeros son imposibles de sortear desde la virtualidad.
Distintas encuestas marcan que un porcentaje de entre el 15 y el 20 por ciento de los alumnos no cuentan con conectividad de ningún tipo, por lo que la desigualdad que hay en nuestro país y de la que tantas veces hemos hablado en este espacio, se han hecho muy evidentes en la pandemia en nuestro sistema educativo.
Justamente la semana pasada, el abogado Francisco García, escribía en nuestro medio una nota de opinión, cuya lectura recomiendo, en la que justamente se refiere a la profundización de las desigualdades que generó la pandemia y la importancia de volver a las aulas para “volver a soñar”.
No desconozco en lo más mínimo que la permanencia en Fase 2 genera además graves problemas económicos a diversas actividades que están limitados por dicho estadío, fundamentalmente aquellas que tienen que ver con el sector gastronómico, aunque he preferido hacer eje en el aspecto educativo, puesto que no sólo está afectando el presente de miles y miles de niños y jóvenes, sino también el futuro de ellos y por ende, de nuestros distritos y el país entero.
Cuando la situación epidemiológica lo requirió, todos apoyamos las medidas tomadas y pusimos nuestra parte. Hoy es momento de que las autoridades evalúen con seriedad lo que ocurre en localidades del interior como las de nuestra zona y el perjuicio que están teniendo los alumnos que siguen sin poder concurrir a clases de manera presencial.
Carlos Laboranti – Director Ejecutivo