Un año atrás publicábamos una nota referida a una joven de San Manuel que había donado médula ósea para un paciente pediátrico.
Se trata de Tamara Vargas, quien en aquel entonces se mostraba muy movilizada por haber podido realizar dicha donación, salvándole la vida a un infante.
Transcurrido un año de aquel hecho, con el consentimiento tanto de la familia de quien recibió la médula ósea y de la joven donante, el Incucai les dio a conocer la identidad de uno y otro.
La noticia llamativa, es que la niña que recibió la donación es de Vela, a apenas 120 kilómetros de San Manuel, y su padre es de Napaleofú. Vale decir que a la hora de buscar personas compatibles con la paciente, se recurre a un Registro de Donantes de Médula Ósea que es mundial y por más increíble que parezca, la paciente y la donante vivían a unos pocos kilómetros de distancia.
La madre de la niña, Silvana Cortés, contó que más allá que la confirmación oficial le llegó recién en estos días, ella «estaba seguro» que la donante era Tamara Vargas, puesto que hace un año, cuando su hija estaba internada en terapia tras el trasplante, por casualidad se encontró con la entrevista que la sanmanuelense había dado a Radio Ciudad de Lobería, y al escucharla entendió que había muchas coincidencias de fechas y lugares, que la hacían suponer que se trataba de la persona que le había salvado la vida a su pequeña.
Tamara ya se ha contactado vía telefónica con Ignacia (la niña que recibió la médula ósea), con quien intercambia audios, y por su puesto con su familia, y este domingo tienen programado encontrarse.
«Una experiencia que moviliza»
Tamara Vargas había declarado tras realizar la donación, que «donar es una experiencia muy linda, algo que te moviliza mucho, te llena. Algo muy simple, que no produce dolor, no te lleva mucho tiempo… Yo lo recomiendo mucho, porque hay muchos esperando una donación y hay gente que por miedo o que lo confunde con la médula espinal, no lo hace».
Respecto de cómo fue donar, explicó que «lo único que sentí fue un pequeño calambre en el brazo y al rato me fui a pasear con mi prima que me había acompañado», con lo que dio a entender que la donación no genera malestares, dolores o inconveniente alguno.
Hace un año, Tamara contaba que le gustaría conocer a la pequeña a la que le donó la médula ósea y a sus padres, y este domingo cumplirá su deseo.