El desgarrador testimonio de un padre tras el femicidio de su hija

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Miguel Petilo, el padre de Andrea Soledad Petilo, asesinada el pasado domingo en un presunto caso de femicidio, compartió un profundo y emotivo relato sobre su hija, su vida y el impacto de su pérdida. El principal sospechoso, Juan Pablo Luna, se encuentra detenido por el crimen.

«Mi hija siempre fue una chica trabajadora, muy trabajadora. Este tipo se llevó a una chica de trabajo, confiable», expresó Petilo, describiendo a Andrea como una persona dedicada y responsable que trabajaba en casas de familia, ganándose la confianza de quienes la empleaban. «Le dejaban la llave, las mascotas para cuidar, y se iban de viaje tranquilos porque ella quedaba en la casa». Andrea también trabajaba en un comercio local y recorría 14 kilómetros diarios en bicicleta para cumplir con sus labores.

El padre también recordó los esfuerzos de Andrea por aprender un nuevo oficio: «En enero tenía que empezar un trabajo de tapicería en el barrio Villa Italia para dejar un poco todo esto». Acongojado, contó cómo se enteró de la noticia: «Yo por mi hijo y mi señora por la Policía».

Miguel Petilo describió a su hija como una mujer integra y trabajadora. «Ella no consumía drogas, por supuesto que no», afirmó categóricamente. «Mi hija no era una chica, mi hija era una mujer». Sin embargo, la injusticia que rodeó su muerte lo llena de frustración: «Honestamente, no tengo ni bronca contra este tipo ni nada. No me importa si le dan 50 años o lo fusilan. Mi hija no va a estar igual. Pero sí quisiera que la Justicia haga algo, que actúe antes».

Petilo criticó las fallas del sistema judicial y la falta de control sobre quienes representan un peligro para la sociedad. «¿Cómo puede ser que este tipo estuviera libre, si ya sabían lo que hacía? Yo fui remisero y me exigieron de todo para poder trabajar. Pero este tipo, nada», señaló con indignación.

En un tono reflexivo, Miguel Petilo habló de la responsabilidad de los padres en la crianza de los hijos y lamentó no haber pasado más tiempo con Andrea: «Hoy digo: si yo hubiera sabido, la seguía a todos lados. Me criticaron por eso, pero ahora veo que tenía que hacerlo». También destacó la importancia de los valores en la educación: «La base son los padres. Tenemos que estar más con los chicos. Yo delegué el esfuerzo de criarlos en mi señora, porque trabajaba mucho. Hoy me arrepiento».

Sobre el contexto social y la seguridad en Tandil, Petilo fue contundente: «Cambó Tandil. Mucho, muchísimo. Ahora que miro, tal vez fue demasiado rápido. Pero hasta este momento no me había dado cuenta de lo que venía pasando. Estaba todo tapado, todo escondido».

Asimismo, cuestionó la capacidad del sistema educativo y la democracia para garantizar un futuro seguro. «Llegamos a un momento en el que nada es seguro: ni la escuela, ni el profesor, ni la maestra». Y agregó: «Votamos, pero no sabemos a quién. Y después ese fulanito está traficando o haciendo lo que sea».

Finalmente, Miguel Petilo apeló a la necesidad de un cambio estructural en las leyes y en la sociedad: «Es la ley la que está fallando. La Policía trae al ladrón y después lo encontramos en un café». Con una voz quebrada, concluyó: «Hoy me tocó a mí, como les ha tocado a otros padres. Y ojalá no le pase a más nadie».

«Tienen que cambiar las leyes porque es la ley la que la que está jorobando acá. El Policía trae al ladrón y lo encontramos en un café, en la puerta. Hay que poner el caballo adelante del carro, y no al revés. El carro nuestro está atrás del caballo», concluyó.

Fuente: LU22