El “contando los dólares” se mantiene en la mirada del Gobierno, pero en particular de la mayor oposición que podría llegar a asumir la presidencia de la Nación desde diciembre. Entendiendo acá, y con lógica que va más allá de los números, que dólares que se van (y no vuelven) es menos caja y más presión (a acciones “poco felices” de corto plazo) para el probable nuevo presidente después del 27 de octubre.
Qué muestran los números. Desde las PASO, la caída de reservas brutas suma unos más de 18.800 millones (28,4%), con un nivel este viernes de USD 47.448 millones. Hasta septiembre, cuando se implementó el control de capitales, la pérdida promedio diaria fue de USD 870 millones; en tanto que si se contempla septiembre y octubre se desacelera a cerca de USD 200 millones, e incluso si se va un poco más profundo la disminución refleja una nueva aceleración en la última semana respecto a la previa.
Las razones que explican esta caída igual van cambiando. En las últimas semanas entre el 80/90% de esta salida la explica la intervención, aún con “cepo” en vigencia, del BCRA que necesita apoyar la oferta ante demanda creciente -en un mercado igualmente de montos bajos-.
Esto es un cambio con respecto a semanas atrás, donde la pérdida de reservas se explicaba principalmente por los pagos de deuda (algo igualmente que volverá a presionar las semanas próximas) y/o la salida de depósitos en dólares.
Este último es un buen dato si se buscas ver el “vaso medio lleno”, producto de que si bien perdieron más de USD 11.500 millones desde las PASO, refleja cierta desaceleración respecto a semanas atrás. En poco más de una quincena de octubre el goteo de divisas en la autoridad monetaria fue de promedio diario estimado de USD 40 millones, la quinta parte del registrado en septiembre.
De ahí que no hay dudas que se observó una desaceleración en el ritmo de caída de las reservas, pero la imposibilidad de congelar la “sangría” lleva a apuntalar la necesidad (más temprano que tarde) de más controles. Esto en un contexto, básicamente, en el que la incertidumbre (y un tema no menor de credibilidad) seguirá siendo característica por varios meses más. ¿Qué podría ayudar también? Mantener altas tasas de interés nominales, y reales. Algo que igualmente, y dado el escenario probable después de diciembre, dependerá más de una posición política.
En este marco, la posibilidad de que la brecha del dólar oficial con el que surge del resultado de las operaciones de bonos (denominado Contado con liquidación, o Dólar Bolsa según el caso) entendemos se mantendrá creciente, y también la volatilidad.
Este viernes cerró en torno al 24/27%, niveles máximos desde la nueva vigencia del cepo. Como referencia: en los últimos meses del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en 2015, se ubicó entre 40/55 por ciento.