Día mundial del Síndrome de Down: Una historia de amor

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El 21 de marzo se celebró el Día Mundial del Síndrome de Down, aprobado oficialmente por las Naciones Unidas en 2011 con la intención de generar conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades.

Es sabido que distintas asociaciones de nuestra región luchan constantemente por la inclusión de las personas con ésta discapacidad, con el objetivo de integrarlos dentro de la sociedad y del mercado laboral.

Jorgelina Moreno y Matías Tripano tienen síndrome de down y trabajan juntos en el Taller Protegido de Necochea. Hace 16 años están de novios y hace un tiempo que se comprometieron. Se conocieron en el colegio y después se reencontraron en el Taller. Ella trabaja en el control de calidad con las bolsas de polipropileno, mientras que él  selecciona las tapas de las botellas para el reciclado. Son sociables, compañeros y comparten un enorme grupo de amigos, dentro y fuera del Taller. También hacen salidas solos y muchas veces van a pasear o a cenar acompañados de sus familias. Matías es romántico y caballero, “para el día de los enamorados, su cumpleaños y el día de la mujer le he regalado flores de todos los colores”. Jorgelina se ríe cuando Matías confiesa lo que hace por ella y agrega “también me regala osos”.

Juntos participan de las actividades que ofrece la Asociación Todo Para Ellos: concurren a las caminatas, a los encuentros con compañeros de otros talleres y practican juntos folclore. “Bailamos en la calles de Necochea, en festivales y hemos ido de viaje a Mar Del Plata y a Buenos Aires a participar de concursos”, contó Jorgelina. Mientras tanto Matías comenta entusiasmado “bailamos junto a Juan Echegoyen y además filmamos un video clip”.

El trabajo en conjunto con otros talleres en la región es destacable. “El objetivo es reunirnos junto a otros chicos con discapacidades que trabajan en otros lugares e intercambiar experiencias. Charlamos, compartimos la merienda y conocemos a otras personas”, explica Jorgelina. “También hacemos intercambios de actividades con gente de Lobería. Ellos nos comentan cómo trabajan en su taller y luego ellos viajan a Necochea para ver lo que hacemos nosotros. Es un encuentro de  reciprocidad muy lindo”, reflexiona Matías.

Ambos comparten una historia de amor y confianza, de trabajo, de compañerismo y de proyectos.  Como dijo alguna vez Eduardo Galeano, “los científicos dicen que estamos hechos de átomos, a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias“.