Desgarrador testimonio de dos voluntarios tandilenses que cumplieron tareas de rescate y evacuación en Bahía Blanca

Emmanuel Aberastegui y Betiana Caballero integran la Cruz Roja Tandil y estuvieron 5 días ayudando en la catástrofe ocurrida en Ingeniero White.

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Emmanuel Aberastegui y Betiana Caballero, miembros de Cruz Roja Tandil, compartieron en Radio Tandil su impactante experiencia tras su intervención en Bahía Blanca, donde las inundaciones dejaron una ciudad devastada. Ambos relataron las condiciones extremas y el trabajo realizado junto a otros equipos de rescate.

Un trabajo arduo en condiciones extremas

El equipo de la Cruz Roja salió desde Tandil a las 4,30 de la mañana, enfrentando dificultades en el trayecto debido al agua que cubría las rutas. Al llegar a Bahía Blanca, se unieron a las tareas de rescate y evacuación. «Nos encontramos con una ciudad colapsada, pero también con una enorme solidaridad. Vecinos y voluntarios se ayudaban mutuamente», expresó Aberastegui.

Betiana, junto a su equipo, trabajó en áreas como Cerri e Ingeniero White, donde la situación era crítica. «Llegamos y nos informaron que había personas atrapadas en los techos de las casas. Inmediatamente comenzamos a rescatar a los más vulnerables», relató Caballero.

Lo más difícil, según relató Aberastegui, fue la falta de recursos iniciales para atender a los afectados. «No teníamos ni siquiera dónde sentar a los pacientes. Tuvimos que improvisar con lo que teníamos: una camioneta, sillas, y un nylon para cubrir a las personas. La dignidad de las personas era lo más importante», aseguró.

A pesar de las duras condiciones, la solidaridad de los residentes y los voluntarios fue clave para ayudar a las personas más vulnerables. Se usaron diversos lugares como centros de evacuación, incluyendo escuelas, capillas y el cuartel de bomberos. Además, los vehículos anfibios del ejército fueron fundamentales para trasladar a los afectados y llevarlos a lugares más seguros.

Desafíos emocionales y de recursos

Betiana también compartió una experiencia desgarradora al atender a personas en estado crítico, como un menor que sufrió una parada cardíaca. «El trabajo fue intenso. En un caso, tras varios intentos, conseguimos reanimar a una persona, lo cual fue un alivio«, dijo. Sin embargo, las condiciones eran precarias. «No teníamos carpas ni equipo adecuado en los primeros días, pero la solidaridad de los voluntarios y los residentes fue clave para continuar», agregó.

Además, destacó el desafío emocional de trabajar en estas circunstancias extremas. «Al principio, uno se disocia emocionalmente, pero luego, al procesar todo lo vivido, te das cuenta de la magnitud de lo sucedido», confesó Betiana, quien también mencionó momentos difíciles como el de una madre que buscaba desesperadamente a su hijo.

La solidaridad en tiempos de crisis

A pesar de los desafíos logísticos y emocionales, el equipo de Cruz Roja, junto con otras organizaciones y fuerzas de seguridad, trabajó incansablemente para asistir a los afectados. «La solidaridad de los vecinos y los voluntarios fue fundamental. Muchas casas estaban colapsadas, y la gente no tenía recursos, pero todos nos ayudamos», enfatizó Aberastegui.

Para Betiana y su equipo, salvar vidas y ayudar a los demás fue la mayor recompensa. «Salvar una vida o ayudar a alguien en una situación tan difícil es el mayor premio que uno puede recibir», dijo emocionada.

Al tiempo que agradeció el apoyo de la comunidad y recordó que la ayuda continúa siendo fundamental para la reconstrucción. «A medida que el agua baja, el verdadero desafío comienza: la reconstrucción. Las personas siguen necesitando apoyo y solidaridad, y Cruz Roja continuará trabajando para brindar la ayuda necesaria», concluyó.

Un futuro incierto y la necesidad de colaboración

Acerca de la cantidad de desaparecidos que referían distintas versiones y la posibilidad de que el número de muertos fuese mayor, los entrevistados fueron cautelosos. «No había comunicación telefónica, nada» señaló Betiana al mismo tiempo que daba cuenta de lo difícil que era dar con un paradero. Una mujer buscaba a su hijo, había recorrido una buena parte de Bahía Blanca caminando. «Estuvimos más de cinco horas buscando ese niño con su abuela hasta que pudimos constatar que estaban en otra localidad y que estaba bien. Esas cinco horas fueron terribles». Asimismo, contó que llegaba la gente buscando a sus familiares pero que las listas no siempre estaban actualizadas.

«Hasta lunes la señal del teléfono era prácticamente nula. No había electricidad, muchos se quedaban sin carga. Entiendo que con el correr de los días muchas situaciones se fueron solucionando. En particular, nosotros que estuvimos en Ingeniero White, en los 5 días que estuvimos, no nos cruzamos con familias que no hayan podido solucionar esto (encontrarse)», contaron en Radio Tandil.

«Bahía es tan grande que dar una opinión (sobre el tema de los desaparecidos), salvo que sea alguien que tiene mucha información, sería incorrecto, porque nosotros solo vimos una porción de toda la catástrofe«, añadieron. «Uno no podría aseverar que no hay personas desaparecidas o que sí las hay».

El equipo de Cruz Roja Tandil, con solo 3,5 horas de descanso al día, continuó trabajando en las zonas más afectadas, brindando atención médica, psicológica y primeros auxilios. «Lo vivido en Bahía Blanca resalta la importancia de la solidaridad y el trabajo en equipo en momentos de emergencia», «La reconstrucción será larga, pero con el apoyo de todos podemos hacerla posible», concluyó Betiana.

Cómo colaborar

La Cruz Roja sigue necesitando apoyo para la reconstrucción y la atención de los afectados. Aquellos que deseen colaborar pueden hacerlo a través de los enlaces en las redes sociales de Cruz Roja Argentina.

La experiencia de estos voluntarios subraya la importancia de estar preparados para actuar en situaciones extremas y, sobre todo, de colaborar en comunidad para superar tragedias como esta.

Fuente: LU22