Marcelo Mangini, turista de 33 años, intentó besarse con su pareja, situación que ocasionó el ataque del personal de seguridad del bar, ordenado por las propias autoridades.
El joven oriundo de la capital nacional, relató lo acontecido. “Soy de La Plata y vivo en Buenos Aires hace muchos años. Vinimos con amigas y amigos de capital a visitar a familiares. El sábado estuvimos en el festival de músicos independientes y de ahí decidimos ir a bailar. Estábamos con una amiga y con un chico con el que estaba saliendo. Entramos al bar, nos pusimos a bailar y nos estábamos besando con el chico con el que estaba, y mientras nos besábamos se presenta el dueño a decirnos que ´estaba todo bien´ y que nos quedáramos pero que dejáramos de besarnos, que esa era la condición para quedarnos. Le pregunto por qué está diciendo eso y me dice que “acá hay familias”, eran las 3.30 de la mañana, y decía que eso era todo un espectáculo. Yo quiero seguir la conversación y él se va”, afirmó Mangini. En ese sentido, prosiguió contando lo sucedido: “Nos alejamos de ahí y nos vamos al patio. Nos ponemos a hablar con mis amigos. Cuando nos empezamos a besar, vienen los patovicas y nos dicen lo mismo que el dueño. Cuando nosotros queríamos argumentarle el por qué, ellos nos decían que obedecían órdenes. La seguridad nos empezó a hacer marca personal en el lugar y nos volvieron a decir que si no dejábamos de besarnos nos iban a tener que sacar. Les dijimos porque no le hicieron el mismo planteo a las parejas heterosexuales que se estaban besando. Nos pedían que invisibilizáramos nuestra condición homosexual. En un momento vemos pasar al dueño muy cerca nuestro, nos acercamos intentándole hablar y por qué el hostigamiento. Nos dice que no tiene porque explicarnos nada. Le decimos que es un planteo homofóbico y nos señala con el dedo para que nos saquen los patovicas. En un momento un patovica dice ´esto es por las buenas o por las malas´y me hace una llave en el cuello y me empieza a arrastrar hacia la salida, me arrastra por todo el patio. Intentaba soltarme y cuando me suelto me da unas piñas en la cabeza”.
Al referirse a la reacción de la gente alrededor, Mangini afirmó que cuando escuchan que les grita homofóbicos a los patovicas comprendieron lo que estaba pasando y se indignaron con el accionar de la seguridad del lugar. “Al otro día fue levantarme angustiado y dolorido. Muy desamparado ante lo sucedido”, concluyó Mangini.
Tras lo sucedido, los jóvenes agredidos se presentarán ante el INADI y harán todo «lo que haga falta».