Aún recuerdo aquella tarde en que le realicé la primera nota a un muy joven Agustín Marchesín, quien partía con su valija llena de sueños rumbo a Lanús.
Poco conocía yo de aquel joven más allá de lo mucho que se hablaba de sus condiciones y que había pasado por la Selección Juvenil Argentina. Mis mayores referencias provenían de mi amigo Walter, tío de Agustín, quien no paraba de contarme que tenía un sobrino que era un crack en el arco y que llegaría lejos.
No se equivocó en nada, ya que rápidamente se ganó un lugar en el plantel profesional de Lanús, donde ganó un título local y una Sudamericana. Luego pasó a Santos Laguna de México, donde ganó la Liga MX y fue Campeón de Campeones. De ahí dio otro salto al América del país azteca, donde cosechó tres títulos más, para luego llegar a Europa. Con el Porto de Portugal, jugó la Champions y logró seis títulos. En el medio, múltiples convocatorias a la Selección Argentina y la esperada vuelta olímpica con la celeste y blanca en la Copa América de 2022.Tras su paso por Celta de Vigo y la llegada a Gremio de Brasil, con el que ganó el Campeonato Gaúcho, el sancayetanense podía darse por satisfecho luego de haber realizado una carrera brillante, llena de títulos, siendo figura en todos los equipos que integró y muy querido por los hinchas de cada uno de ellos.
Pero había un sueño que le quedaba por cumplir: defender el arco del equipo de sus amores. Hacer realidad aquello que imaginó de niño en su San Cayetano, cuando volaba en arcos imaginarios con el buzo del «Mono» Navarro Montoya.
Y a los 36 años, llegó el llamado de Román Riquelme y en pocos días, estaba entrando a la Bombonera para hacer realidad su sueño, el de su familia y el de tantos allegados: jugar en Boca. El domingo tuvo su gran debut, fue con triunfo y, cómo no podía ser de otra manera, con él como figura.Sin dudas que nadie le regaló nada; todo fue en base a sus notables condiciones y talento, pero todo acompañado por gran esfuerzo, conducta, disciplina, profesionalismo y humildad. Todos en la zona podemos pueden dar fe de su sensillez, la que demuestra cada vez que tiene un tiempo libre y vuelve a su pueblo a disfrutar de la familia y los amigos, o cuando se presta a darnos entrevistas a los periodistas del interior con la misa predisposición que lo hace con los grandes medios del país.
Hoy en la región todos nos alegramos de este presente de Agustín, los que somos de Boca y me animo a decir hasta los hinchas de otros equipos que ven con orgullo cómo el chico que veían jugar en la canchita en San Cayetano hoy es el arquero de Boca.
«Siempre digo que alcanza sus sueños quien lucha por ellos» siempre repetía Agustín. Y vaya si luchó por ellos hasta lograrlos. Ahora va por otro: Entrar en la historia grande del xeneize. Que así sea.
Por Valerio Cherenscio – Periodista Sendero Regional