Por museóloga Noelia Segovia.
Gracias al compromiso asumido por el municipio y por personal del Museo Histórico La Lobería Grande, después de varios meses, la restauración del osario de 1940 llegó a su fin.
La intervención consistió en afianzar la estructura, en avanzado estado de deterioro, la cruz y el reemplazo del mármol que lo identificaba, por uno de similares características e igual grabado, pues el original, que en el reverso tenía una síntesis histórica de Lobería, pasó a formar parte de los fondos del museo con la respectiva autorización.
Según lo previsto, el 2 de noviembre, en el marco de la conmemoración de los fieles difuntos, se realizó la presentación oficial y la bendición. A pesar de las condiciones climáticas adversas, gran cantidad de público se hizo presente en el cementerio municipal para honrar a sus seres queridos y ser parte del homenaje en memoria de quienes descansan en el osario, emplazado en el área histórica, desde hace 78 años.
El padre Julio Malla procedió a la bendición del sepulcro, a la que asistió el intendente municipal, concejales y los responsables del área de gestión ambiental.
Posteriormente se realizó la misa de difuntos en el templo parroquial local.
