Luego de varias reuniones con funcionarios del Banco Central, los representantes del sector inmobiliario se reunirán este lunes con funcionarios del Ministerio de Hacienda para terminar de definir las alternativas para que las personas que quieran adquirir una propiedad puedan acceder a los dólares necesarios sin restricciones, a pesar de las medidas de control de cambio que entraron en vigencia la semana pasada y que pusieron un tope de USD 10.000 mensuales.
Las negociaciones buscan destrabar las operaciones en el sector inmobiliario, que atraviesa uno de sus peores años. Ya se prevé que el 2019 termine con los peores números de la historia para el negocio inmobiliario, según los datos del Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires. La entidad comenzó a relevar la cantidad de escrituras anuales desde 1998 y estiman que durante este año el mercado estará por debajo de las 30.000 operaciones, una cifra menor a la registrada en 2001 y en los años del cepo cambiario.
Desde el BCRA ya les anticiparon a las cámaras que la prioridad será destrabar inmediatamente la compra de dólares por encima del tope mensual para los casos de los créditos hipotecarios ya adjudicados y listos para escriturar. Y que luego se implementará un mecanismo de acceso para las compras de primera vivienda o viviendas familiares, menores a 220.000 UVA, unos USD 146.000.
Este mecanismo funcionaría a través de un escribano que elabore un «certificado digital» que encuadre la operación inmobiliaria en gestión, para posibilitar el acceso por parte del comprador al mercado de cambios. Desde el Central, señalaron que solo se admitirá el acceso al mercado cambiario a través de autorizaciones individuales certificadas por escribano y descartaron cualquier otra opción instrumental, según señaló Claudio Caputo, presidente del colegio de escribanos porteños.
«El banco recibiría el certificado 72 horas antes del momento de la firma de la escritura y lo transmitiría al Banco Central para su autorización en forma inmediata«, relató Armando Pepe, presidente del Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba), que destacó la buena predisposición de las autoridades para solucionar el tema.
» Las propuestas que tienen más consenso son las que están dirigidas a destrabar las compraventas de viviendas típicas para los sectores de ingresos medios«, explicó Issel Kiperszmid, vicepresidente de la Camara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU).
Con todo, desde algunas de las cámaras expresaron preocupación porque consideran que el punto 9 de las medidas comunicadas por el BCRA —que prohíbe el acceso al mercado de cambios para el pago de deudas y otras obligaciones en moneda extranjera al 31 de agosto de 2019— no contempla los casos de compradores con boletos de compraventa ya firmados. «Hay un tema de seguridad jurídica de los contratos entre privados preexistentes», indicó Carlos Spina, secretario general de AEV.
La alta devaluación, que no se tradujo en una baja significativa de los precios de las propiedades; la caída de los créditos hipotecarios y la incertidumbre económica y política redujeron las ventas a sus niveles mínimos, con 14 meses consecutivos de caída en la ciudad de Buenos Aires.
¿Por que sería 2019 el peor año de la historia? Hasta el momento, en los primeros siete meses del año, se cerraron unas 18.700 operaciones en la ciudad de Buenos Aires. Sin perspectivas de mejora, no hay chances de superar la cifra de 30.000. Muy lejos del récord de las más de 76.000 operaciones que se registró en 1998.
Según los datos de los escribanos porteños, el período entre 2013-2015 fue el más bajo de la historia del sector. Esos años hubo menos de 40.000 operaciones anuales, con un piso de 33.706 en 2014.
El período con menor actividad de la serie histórica fue febrero de 2002, unos meses después de la crisis de 2001, con 1.557 operaciones, pero tuvo un rebote inmediato: entre abril y mayo se registraron más de 8.000 operaciones para los que usaban la compra venta de inmuebles como forma de sortear el «corralito».
Luego de esos meses, la actividad se normalizó con un promedio de entre 3.500 y 4.000 operaciones mensuales. El mejor mes de la serie histórica, en tanto, fue diciembre de 2007, con 8.500 operaciones.
En cuanto a créditos, los mejores registros se dieron en marzo y abril de 2018, con más de 2.200 operaciones concretadas a través de hipotecas. La opuesto se dio apenas un año después, con las escaladas del dólar y la inflación. Actualmente se cierran poco más de 200 operaciones con créditos hipotecarios, un desplome del 90% en comparación con los mejores meses.