Agua bendita: Las lluvias llegaron justo para evitar complicaciones graves al sector agropecuario

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Después de un largo período de sequía, las recientes lluvias han llegado como un regalo del cielo para el sector agropecuario, que nuevamente estaban siendo castigados por la falta de precipitaciones, tal como había sucedido en 2022 y en menor medida en 2023.
Los agricultores y ganaderos de la región pueden respirar con alivio, ya que las precipitaciones han traído consigo la esperanza de un buen rinde de los cereales y el rejuvenecimiento de las pasturas.
“La situación no era de una gravedad extrema, pero sí era preocupante” sostuvo el ingeniero agrónomo Santiago Batalla en diálogo con Sendero Regional, explicando que “si no llegaba esta lluvia, la cosa sí se iba a empezar a tornar grave”.
El titular de la firma Folilagro, contó que “las lluvias registradas en Lobería y la región, fueron entre 40 y 80 milímetros en los mejores casos y se puede decir que llegaron en un momento justo, porque veníamos de 3 meses con muy poca agua; en mayo casi no llovió, en junio muy poco y en julio nada, por lo que veníamos con un trimestre muy seco y justo en el mismo período se registraron importantes heladas como hacía tiempo no se veían, con tan bajas temperaturas, con las aguadas congeladas…”.Vista previa de imagen
En el mismo sentido, el productor ganadero de San Manuel, José Ignacio Indacoechea, ante la consulta de nuestro medio opinó que “la seca del 2022 fue mucho más prolongada en el tiempo y afectó bastante más. Si bien esta no fue tan prolongada, la falta de agua más las heladas no nos estaban ayudando en nada”.
Al respecto, Batalla explicó que “por ahí a los cultivos de fina, en estos momentos no los afectan tanto porque los agarró en un estado fenológico en el que están en nacimiento o en principio de macollaje, sí perjudica en el caso de las últimas siembras de julio, que había malos nacimientos y necesitaban agua como para terminar de tener un stand de planta correcto, para una buena evolución. También perjudicó a toda la parte pecuaria y de ganadería, afectando los verdeos de invierno, las pasturas… El sector se quedó sin pasto, todo lo que se comía no rebrotaba por la sequía y por las heladas”.
Indacoechea amplió respecto a la producción ganadera: “Este año, si bien hubo alguna zona un poco más complicada, no fue tan grande la seca como en 2022 en cuanto a muerte de animales, porcentajes bajos en los tactos y las preñeces. Ahora veníamos algo complicados en nuestra región, aunque en zona de cría como la Cuenca del Salado y en algunas otras zonas, ya había llovido unos 20 días o un mes antes , lo que había aliviado la situación”.
Las lluvias caídas en la última semana favorecen notablemente crecimiento y desarrollo de los cultivos: “Esto permite que la cebada y el trigo empiecen a tener una etapa que es muy importante para lograr un rendimiento posterior, antes que empiece la etapa de alta demanda de agua por parte del cultivo, que es a fines de agosto y principios de septiembre cuando está en pleno macollaje y empieza la etapa de elongación de los cultivos y hay mayor temperatura, requiriendo agua” explicó Batalla.
El agua caída es importante también para recargar los perfiles, justamente para empezar la etapa mencionada de mayor demanda de los cultivos de fina: “Ahí vamos a necesitar el agua realmente y pensando ya más a largo plazo, es importante recargar los perfiles para los cultivos de gruesa, para la siembra de maíz, girasol y soja”.
Justamente en la recarga de perfiles es donde cobra importancia lo sucedido en años anteriores. “Cada vez que hay una seca de mediana a importante, el perfil del suelo queda con muy poca humedad. Por la sequía de 2022, el 2023 que no ayudó mucho y este año que no hemos tenido mayormente agua, generó que el perfil del suelo está bastante complicado, por lo que cualquier seca se nota mucho más” dijo Indacoechea.
En el mismo sentido, el ingeniero Batalla explicó que “venimos de campañas muy secas, el 2022 tuvo precipitaciones entre 500 y 600 milímetros, que es muy por debajo de la media de la zona; un 2023 que llovió un poco más pero hubo una demanda atmosférica de alta temperatura que tampoco alcanzó y este año con poca lluvia, por lo que veníamos con recarga de perfiles muy inferior a lo que realmente necesitábamos”.
En referencia puntual al sector ganadero, el productor de la localidad más importante del interior del Distrito de Lobería, sostuvo que “en cuanto a la cría del 2022 quedaron algunas secuelas de mortandad de vacas, preñeces flojas en los tactos y por ende porcentajes menores de destetes y el año 2023 tampoco fue muy alentador para el sector en cuanto a valores. Este año hay un poquito más de entusiasmo del productor, tanto en la cría que no estaba ayudando la falta de pasto de este último tiempo y vamos a ver si se acomoda, porque el ternero está en valores de razonables a buenos. El gordo, si bien debería estar un poco más arriba, está con un valor bastante razonable y lo más relegado es la vaca de cría”.
Tanto Batalla como Indacoechea coincidieron en que las recientes lluvias invitan a ser optimistas: “Estas últimas aguas hacen que ya el ánimo del productor empiece a cambiar y esperemos que continúen estas lluvias que realmente vinieron muy bien” dijo el titular de Folilagro, mientras que el productor sanmanuelense agregó que “si sigue esta política de producir más la quita de algunas retenciones, es como que el panorama es un poco más alentador”.
Claramente el sector agropecuario es quien más atento está a la cuestión pluvial, aunque claramente la llegada de las lluvias también ha sido tomada con alegría por el sector urbano, puesto que el sector agropecuario es una de las principales fuentes de ingresos para muchas familias de la región y tiene un impacto positivo en la economía local.
En resumen, las lluvias han sido un verdadero salvavidas para el sector agropecuario, y todos esperamos que continúen en los valores necesarios para asegurar una cosecha exitosa.