Las cifras crecientes de donación de órganos en el país parecen ser un ejemplo cabal de aquello de «persevera y triunfarás». Es como si el resultado de años de trabajo en el tema estuviera dando sus frutos. En el medio, el año pasado el Congreso sancionó lo que se conoció como «ley Justina», que dispuso que todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario.
El proyecto que recibió voto unánime en ambas cámaras estuvo inspirado en el caso deJustina Lo Cane, la niña de 12 años que había muerto en noviembre de 2017 en la Fundación Favaloro mientras aguardaba un trasplante de corazón.
Fue la misma Justina quien inspiró la iniciativa de la Casa Rosada, que hoy, en conmemoración del Día Internacional del Trasplante de Órganos y Tejidos amaneció con una bandera con una foto de la menor «como homenaje a todos los donantes de órganos, a sus familias, y a los profesionales de la salud y el Incucai que han salvado miles de vidas hasta la fecha. Y también como un recordatorio para toda la sociedad de la importancia que tiene la donación de órganos y tejidos».
En lo que va de 2019 hubo en el país 135 procesos de donación de órganos (el año pasado en el mismo periodo hubo 79 donantes), lo que representa la mayor cantidad realizada en los dos primeros meses del año en la historia. Estos procesos, que se realizaron en 16 provincias, permitieron que 263 personas que se encontraban en lista de espera recibieran un trasplante de órganos. También se realizaron 221 trasplantes de córneas.
Las cifras ya ubican al presente año un 30% por encima que el mejor año histórico anterior, que había sido 2012.
Cabe destacar que la Argentina es país referente en Latinoamérica en donación y trasplante de órganos. En los últimos diez años el sistema argentino de trasplante concretó 18.322 trasplante de órganos, 14.452 provenientes de donantes cadavéricos y 3.870 provenientes de donantes vivos. Por otra parte se realizaron 10.966 trasplantes de córneas.
La historia del trasplante en el país comenzó a fines de los años 70, cuando surgió la normatización de la actividad con los trasplantes renales a cargo del equipo del doctor Lanari. A principios de los 80, con la consolidación de un marco regulatorio y el control de la inmunosupresión, se pusieron en marcha los programas de trasplante hepático y cardíaco en forma sistemática.
La concreción del trasplante es posible gracias a la sociedad representada en el acto de donar, a la intervención de los profesionales y trabajadores de la salud de todo el país y al trabajo de los organismos provinciales de procuración.